Vitoria. Ganar y, si se puede, por más de 11 puntos al Real Madrid para adornar la histórica jornada en que se bautizará el aforo completo del Fernando Buesa Arena. La premisa es más que evidente antes del salto inicial. La dolorosa cornada encajada el pasado fin de semana en el Centro de Tecnificación de Alicante tras el triple in extremis de Pedro Llompart obliga prácticamente al Baskonia a firmar un inapelable pleno de victorias en las siete últimas jornadas de la fase regular si quiere mejorar su actual status en la Liga ACB.
Dando por sentado que el primer puesto constituye ya poco menos que una quimera a la vista de la sideral desventaja de tres triunfos ante el Barcelona, al que todavía resta visitar en el Palau Blaugrana el día 26 de este mes, las aspiraciones alavesas pasan ineludiblemente por desbancar al Real Madrid de una segunda plaza que, en caso de ser amarrada, permitiría al Caja Laboral gozar de la ventaja de campo en unos hipotéticos cuartos de final y semifinales del play off por el título.
Con el fin de neutralizar el inquietante average de la ida (84-73) y quedar por delante de los merengues en la tabla clasificatoria en el caso de igualdad a victorias, los pupilos adiestrados por Dusko Ivanovic necesitan imponerse por ese margen psicológico que les permitiría avanzar mucho camino a la hora de materializar ese objetivo. En el caso de reestrenar las más de 15.500 localidades del Buesa Arena con un triunfo inferior a esos once puntos, el Baskonia se vería obligado a ganar todos sus partidos y confiar en dos tropiezos blancos durante las seis últimas jornadas para asaltar esa posición de privilegio. Es decir, una ecuación muy difícil de que vea la luz si se tiene en cuenta tanto la irregularidad vitoriana como el buen hacer en líneas generales del vertiginoso conjunto de Pablo Laso pese a sus dos recientes fracasos a domicilio ante el Valencia Basket y el Lagun Aro.
Es evidente que las cuentas no pueden cuadrar ya con tanta facilidad tras el último imperdonable traspié en tierras levantinas que ha ensanchado las diferencias respecto a los líderes. Pese a que todavía restan tres duelos directos entre los implicados en la pelea por la atalaya de la fase regular, el Baskonia se ha complicado la existencia hasta límites insospechados. No en vano, su calendario le tiene reservado aún tres exigentes salidas ante el Manresa, el Barcelona y el Fuenlabrada, además de los compromisos caseros frente al Murcia, el Joventut y el Gescrap Bizkaia, con el que existen varias cuentas pendientes tras el monumental fiasco continental en Miribilla.
un objetivo secundario La hoja de ruta del Real Madrid parece algo más sencilla con cuatro choques al amparo de sus aficionados ante el Alicante, el Estudiantes, el Murcia y el Joventut. Lejos del Palacio de los Deportes, los madridistas actuarán en Manresa y el Palau Blaugrana en otra jornada de alto voltaje. El Barcelona, que además de recibir en su casa a sus principales contrincantes también se medirá al pujante Lagun Aro, debe afrontar el incómodo desplazamiento de hoy al Príncipe Felipe de Zaragoza y los posteriores a Málaga, Alicante y Manresa.
En cualquier caso, el primer puesto representa un objetivo secundario para el Baskonia, más centrado hoy en día en integrar a Andrés Nocioni, ahondar en el rodaje de Maciej Lampe, recuperar el pubis de Fernando San Emeterio y, sobre todo, encontrar un sólido patrón de juego que le confiera reales opciones de convertirse en monarca liguero. Se da la curiosa circunstancia de que los tres entorchados de la ACB conquistados por el club de Josean Querejeta nunca estuvieron precedidos de la consecución del primer puesto en la fase regular. Mientras en las temporadas 2001-02 y 2007-08 acabó cuarto, en la 2009-10 accedió a las series finales desde la segunda posición. De ahí que la ventaja de campo no vaya a ser, a la postre, tan determinante a la hora de finalizar esta temporada tan gris y convulsa con una alegría.