El Baskonia recuperó ayer el pulso liguero en Sevilla tras dos hirientes derrotas que le habían hecho perder la estela del tren cabecero. Y lo hizo con un triunfo sobrio, de calidad y sin estridencias que destapó los válidos mimbres de su plantilla en espera del ansiado salto de calidad que proporcione el desembarco de un pívot de campanillas. En la pista de uno de los anfitriones más rocosos de la ACB, la tropa de Ivanovic exhibió una de las caras más serias y convincentes de la actual irregular temporada. Merced a un excelente trabajo coral donde únicamente sus dos sospechosos temporeros con posible fecha de caducidad y Nemanja Bjelica pusieron la nota discordante, el Banca Cívica claudicó sin remisión incapaz de dar la réplica al racial empuje azulgrana tras el intermedio.

A base de una desconocida disciplina en todas las facetas, una gran circulación de balón, toneladas de oficio y puntuales ramalazos de calidad, resolvió el Caja Laboral un áspero duelo que puso fin a la inquietante hemorragia de derrotas en el torneo liguero. Un oportuno reencuentro con la victoria para asaltar la tercera posición en solitario de la ACB tras las derrotas de Unicaja y Alicante, bendecir la recuperación de Ribas y rescatar la versión colectiva más rocosa en un partido que, sin embargo, dejó dos damnificados. Si alguien albergaba alguna duda respecto a su continuidad ahora que está a punto de expirar su vínculo temporal, el club se cargó de razones para que Golubovic y Walsh deban tener los días contados en la capital alavesa tras ejercer una vez más como tristes convidados de piedra en San Pablo. A ambos no se les discute sus ganas de agradar y profesionalidad, pero sus limitaciones son incompatibles para seguir militando en un aspirante a los títulos.Un partido que discurrió por unos parámetros de igualdad hasta prácticamente la entrada del cuarto de la verdad quedó reventado en la primorosa recta final azulgrana del tercer cuarto. Tres minutos para saciar los paladares más exquisitos en los que la determinación de Heurtel ante el aro local y la constancia defensiva -abanderada por un colosal Ribas- contribuyeron al despegue tras un parcial de 0-11 que dejó el choque visto para sentencia (46-59). De ahí a la conclusión, sólo habría margen para prolongar la agonía del cuadro sevillano, cuya impotencia se vio encarnada en el nefasto papel del, hasta ayer, MVP de la ACB. Fuera de sus casillas, sobreexcitado sin causas aparentes y desesperado por el impecable marcaje de Milko Bjelica que sufrió el impacto de sus afilados codos en más de una ocasión, Paul Davis deambuló con más pena que gloria erigiéndose en un aliado más del triunfo. Su prematura eliminación en el minuto 33 no hizo sino poner un nuevo palo en la rueda a las desastrosas actuaciones del exbaskonista English y la otrora estrella Tepic, una sombra de aquel deslumbrante tirador en el Partizan de Dusko Vujosevic.

A fuego lento Pese a las inesperadas deserciones y su ceguera ofensiva del segundo acto, el Baskonia gestionó a la perfección un duelo farragoso. Lejos de arrugarse ante la propuesta de Plaza de ralentizar el ritmo para promover un tanteador bajo, el cuadro alavés respondió con una contundencia mayor si cabe. Con la suficiencia de quien se siente superior, optó por cocer a fuego lento al anfitrión hasta propinarle un aguijonazo mortal de necesidad que careció de antídoto. Fue un trabajo lento pero seguro impulsado por varios protagonistas que rayaron a un nivel estelar.

Tan meritorio resultó el desparpajo acreditado por Heurtel para romper la monotonía mediado el tercer cuarto como la magnífica solvencia de Milko Bjelica en los dos aros, el instinto asesino de Oleson y Teletovic desde los 6,75 metros, la hábil dirección de un Prigioni con muchas horas de vuelo ante la bisoñez de Satoransky o el espíritu defensivo inoculado por Ribas. Los numerosos rebotes ofensivos terminaron por hacer más dolorosa la sangría andaluza en el marcador pese a las estrecheces del resultado final. Un baño de autoestima, en definitiva, para recuperar el norte, disipar dudas y coger carrerilla de cara a alcanzar un estado de bienestar para la Copa.