Vitoria. No podrá quejarse Dusko Ivanovic de falta de respuesta por parte de la directiva a lo largo de esta temporada plagada de contratiempos. El preparador montenegrino, poco amigo de los cambios pero menos de quedarse al mando de jugadores que no dan la talla que él fija, habrá dispuesto el sábado, con la llegada de Matt Walsh de quince jugadores (16 si se cuenta a Dejan Musli) desde que comenzó el curso. Y sin embargo, los que han sacado las castañas del fuego al equipo azulgrana en los momentos difíciles han sido los de siempre, los componentes de la vieja guardia pretoriana de Ivanovic.

Resulta curioso, pero en lo que se presumía como una temporada de transición en cuanto a la composición de la plantilla, con la salida de varios jugadores básicos (Huertas, Barac, Batista...), poco o nada de lo mucho nuevo que ha llegado a Vitoria ha acabado por ofrecer el rendimiento esperado. De hecho, de los nueve refuerzos que ha alineado el técnico del Caja Laboral desde que arrancó la temporada, apenas dos han llegado a convertirse en piezas básicas.

Uno de ellos, en cualquier caso, tiene truco. Pablo Prigioni, ilustre veterano bregado en mil batallas con la camiseta azulgrana, se ha erigido en uno de los referentes de un equipo necesitado de alma. El otro fichaje que ha satisfecho las exigencias de Ivanovic, y de la mayor parte de la grada, es un Milko Bjelica que aterrizó en Vitoria con el cartel de cuarto pívot y que sin embargo ha acabado por asumir el rol de cinco titular ante la patente incapacidad exhibida por los jugadores reclamados para ese puesto.

Es justo en la posición de pívot donde, a tenor del escaso protagonismo que han tenido los candidatos, menos acierto ha mostrado el equipo de colaboradores habituales de Josean Querejeta para realizar las contrataciones.

Kevin Seraphin, el primero en llegar, apenas pudo mostrar con cuentagotas su potencial de NBA; menos aún han ofrecido Dorsey y -hasta la fecha- Golubovic. Calbarro ha jugado unos segundos y Musli, el decimosexto, sólo ha pisado parqué con el Fuenlabrada. Tampoco ha ido mejor con los jugadores exteriores. Reggie Williams, por su lesión, porque no conectó con Dusko o por lo que sea, resultó un tremendo fiasco. Dragic casi no tuvo tiempo ni de jugar y Heurtel, aunque crece, ha llegado tierno. Walsh será el decimoquinto. Seguramente habrá más.