vitoria. Hace unos meses, asolado por las deudas y la perentoria necesidad de recibir una inversión de 3,6 millones de euros, estaba en tela de juicio su continuidad dentro de la ACB y coqueteaba incluso con la desaparición. Hoy en día, presume de compartir el liderato junto al Barcelona, Real Madrid y Unicaja en lo que ha supuesto una rebelión asombrosa. El suyo es un ejemplo perfecto para cerciorarse de que el dinero no lo es todo en el mundo del deporte. Basta con poner al frente del proyecto a unas cabezas pensantes con un poco de criterio, apostar por un entrenador cualificado y curtido en la materia, una plantilla comprometida y la fidelidad de una afición que no le ha dado la espalda al equipo en un momento crítico para subirse a las barbas de los más poderosos y dejar en evidencia a los iguales.

El modesto Lucentum Alicante, rival sumido en una nube que mañana amenaza la integridad del Caja Laboral en la séptima jornada liguera, aterriza en el Iradier Arena instalado por méritos propios en la cúspide de la competición. La racha triunfal, sellada bajo la batuta de Txus Vidorreta y un aseado trabajo colectivo encabezado por Kyle Singler -el exterior de los Pistons que permanecerá en el Centro de Tecnificación hasta que el lockout de la NBA expire de una vez por todas- ha minimizado los graves problemas económicos del club levantino, el único de la patronal que a día de hoy no tiene manchada su camiseta con ninguna firma. La ausencia de un patrocinador se ha resentido a la hora de elaborar uno de los presupuestos más bajos de la Liga Endesa, el mínimo exigible con una cantidad ligeramente superior a los 3 millones de euros.

Con el fin de hacer más llevadera su delicada situación, el Lucentum presentó ayer en los Juzgados de lo Mercantil de Alicante la solicitud de declaración de concurso voluntario de acreedores, toda vez que la entidad sigue siendo insolvente para cumplir regularmente con sus obligaciones. Tras rumorearse incluso con la entrada de un grupo inversor liderado por Pau Gasol, la compra de la mayoría accionarial por parte de dos empresarios locales al Ayuntamiento de Alicante, el anterior dueño del club que en junio expuso su intención de dejar de apoyarle económicamente para poder hacer frente a otras necesidades de la ciudad, constituyó finalmente el salvavidas imprescindible para que un clásico de la ACB que siempre coquetea con fuego para sellar la permanencia no viviese una traumática defunción y se mantuviera una temporada más entre la élite del baloncesto español tras diecisiete años de compleja militancia.

un futuro sin resolver Luis Castillo, el actual presidente que ya desempeñó dicho cargo entre 2001 y 2007, y Juan Antonio Iniesta, en su día máximo mandatario del Alicante de fútbol, se sitúan ahora al frente de un club que, tras elaborar el pertinente estudio de viabilidad, ha puesto todas sus esperanzas -como otros muchos equipos de la ACB- en la salvadora Ley Concursal. Mientras tanto, el día a día en Alicante no es fácil. Si bien trabajadores, jugadores y técnicos se encuentran prácticamente al día en el cobro de las nóminas, las urgencias vendrán a medio-largo plazo. Los principales ingresos proceden de las aportaciones institucionales y los pequeños patrocinadores, pero dichas cantidades resultan insuficientes para costear el elevado coste que entraña un equipo de baloncesto.

"Vamos a tener Lucentum hasta en la sopa", ha asegurado una voz autorizada del club para tranquilizar los ánimos de un entorno que confía en la habilidad gestora de sus dirigentes para reflotar la nave pese a las dudas que generan sus actuaciones anteriores. Con este impensable arranque de temporada, desde luego, esa progresiva vuelta a la normalidad promete ser mucho más llevadera.