Vitoria. No ha pasado ni un mes desde que el primer balón de la temporada 2011-12 se lanzó al aire, pero el fantasma de la incertidumbre sobrevuela ya el Iradier Arena en busca de respuestas. Las dos inesperadas derrotas consecutivas cosechadas por el Baskonia en la ACB han abonado el terreno para las dudas, sembrado por el pobre rendimiento de algunos jugadores y las siempre polémicas decisiones de Dusko Ivanovic en lo que a rotaciones se refiere. En esta tesitura, y con la balanza contrapesada por el meritorio triunfo sumado en la primera jornada continental en Estambul frente al Fenerbahce, la escuadra azulgrana toma de nuevo el pulso a la Euroliga con su debut europeo en el pabellón del centro de Vitoria. Lo hará sin Joey Dorsey.

El pívot norteamericano continúa ejercitándose al margen y su entrenador le descartó ayer sin tapujos para el choque de esta noche (20.00 horas, ETB-1), que adelanta 45 minutos el horario habitual de Euroliga. De hecho, la evolución de sus problemas en el pulgar izquierdo del jugador está resultando más prolongada de lo que se esperaba, y el propio Ivanovic se mostró muy pesimista al ser cuestionado sobre el concurso de Dorsey el domingo frente al Blancos de Rueda Valladolid. El antiguo poste de los Raptors tendrá que conformarse con ver una vez más el partido sentado tras el banquillo, ya sea con el elegante traje que lució frente al Cajasol o con la ropa de entrenamiento del pasado domingo contra el Valencia. Y es que hasta ahora lo único que la grada del Iradier ha podido contemplar de Dorsey es su espalda.

un bloque sin fisuras Enfrente, el cuadro baskonista tendrá a un clásico europeo al que los aficionados más veteranos que acudan al partido recordarán por su antiguo esplendor. Auténtico dominador del baloncesto continental entre finales de los setenta y principios de los ochenta, el Bennet Cantú resucitó la temporada pasada hasta alcanzar la final de Liga y Copa en Italia, aunque en ambas perdió frente al Montepaschi. Cuando se habla de un equipo en el que el colectivo está por encima de las individualidades, el Cantú es a día de hoy el mejor ejemplo para poner sobre la mesa.

Guiado desde el banquillo por el joven Andrea Trinchieri -dos veces proclamado mejor entrenador de Italia-, el modesto equipo de la pequeña Cantú cuenta en sus filas con veteranos de guerra como Marconato o Basile, el cuatro americano Leunen el exbaskonista Vladimir Micov, que personifican el potencial del rival azulgrana. Hombres que no tendrían cabida en los mejores equipos de la Euroliga pero que unidos en un mismo plantel forman un bastión sin fisuras. En definitiva, tal vez el peor contrincante posible para poner a prueba el estado anímico y de forma que atraviesan los vitorianos.