con apenas tres jornadas transcurridas de competición, las urgencias en el juego interior ya se han instalado en el Caja Laboral. Mientras dos de sus pívots como Joey Dorsey y Maciej Lampe permanecen fuera de combate -el primero podría reaparecer el próximo fin de semana ante el Valencia Basket en el Iradier Arena y al segundo no se le espera hasta finales de diciembre si la recuperación de su cadera no se tuerce-, la debilidad del actual cuarteto se empieza a dejar sentir más de lo debido. Si ante el Cajasol y el Gran Canaria quedaron, en parte, enmascaradas estas lagunas por el buen trabajo colectivo y la inoperancia de los pares rivales, la jornada de ayer resultó premonitaria a la hora de pulsar la temperatura de un apartado del juego cogido en estos momentos con alfileres.
La incuestionable dictadura interior de Rafael Hettsheimer, uno de los postes más prometedores de la Liga Endesa pero cuya fortaleza carece de punto de comparación con lo que se encontrará el equipo vitoriano a partir de ahora con el inminente inicio de la Euroliga, fue una de las numerosas causas de la sonrojante derrota acontecida ayer en el Príncipe Felipe. Con un total de 19 puntos, 7 rebotes y 6 faltas recibidas en su haber, el brasileño ejerció como verdugo implacable en la pintura ante la extrema pasividad de los interiores baskonistas y acabó, de largo, la confrontación como la figura más valorada.
Pese a la ausencia local de Robert Archibald, el Baskonia no sacó en ningún momento partido a su teórica ventaja y sufrió el poderío de un jugador que ya había mostrado sus credenciales en la jornada anterior en La Fonteta. Ni Milko Bjelica ni Kevin Seraphin representaron el contrapunto necesario, eso sí, por diferentes razones. El montenegrino, un cuatro demasiado tierno, frágil y sin el cuerpo suficiente para contener a pares tan fornidos como el interior del CAI, volvió a vivir un suplicio fuera de su posición natural. Pese a que durante su fructífera etapa en el Lietuvos Rytas ocupó con asiduidad dicha ubicación, sus comienzos en la capital alavesa están arrojando un balance concluyente en cuanto al rol que debería asignarle Dusko Ivanovic una vez se recuperen los lesionados.
Por su parte, Seraphin ha perdido en los últimos tiempos la consistencia que acreditó durante la recta final de la pretemporada. Tras el cruce dialético de esta semana con su entrenador a cuenta de su presunta lesión en el pie durante el choque ante el Gran Canaria, el galo ha quedado relegado a un segundo plano. Su cuota de minutos también se ha reducido y, como telón de fondo, siempre figura su condición de eventualidad en la capital alavesa hasta que se desbloquee el cierre patronal de la NBA. Algo que, tarde o temprano, puede ir reduciendo su protagonismo en detrimento de los hombres con un contrato garantizado hasta el 30 de junio. Pese a su buena conexión con Prigioni en el segundo cuarto y sus contundentes tapones del epílogo, el poste de los Wizards atesora las condiciones suficientes como para otorgar otro aire a un apartado del juego que pasado mañana se someterá a un nuevo examen en Estambul. Los Gist, Savas, Vidmar y compañía imponen temor.