Vitoria. Cuando la lesión de Maciej Lampe empujó al Baskonia a doblar sus esfuerzos en su odisea en busca de un pívot era consciente de que, tal vez más que nunca, su política de aguardar hasta el final del mercado para cerrar la plantilla iba a ser prácticamente una obligación. El club vitoriano salió a la caza y captura de un hombre del gusto de Ivanovic, y lo encontró en la figura de un Richard Hendrix que sobrevivía en el filo de la navaja. El Maccabi -sus dirigentes, que no su técnico- necesitaban una excusa para desprenderse de él sin que pareciera un asesinato, y el Caja Laboral apareció en el momento adecuado. Las partes no tardaron en llegar a un acuerdo.

El conjunto alavés cerró un contrato con el jugador a principios de semana y quedó a la espera de que el Maccabi acometiera el último paso pese a las reticencias iniciales del pívot de 2,02 metros. La operación estaba cerrada a falta de su oficialidad, pero a última hora el cuadro judío se topó con la posibilidad de recuperar al inmortal Saras Jasikevicius para ocupar el puesto de base junto a Papaloukas y Farmar. El Maccabi creyó encontrar la cuadratura del círculo. La llegada del lituano les evitaba tener que desprenderse de la ficha extracomunitaria de Hendrix -en Israel solo se permiten cuatro por equipo- y, por el mismo precio, contentaban a un Blatt que no quería dejar marchar al exjugador del CB Granada, su particular chico para todo. Fue entonces cuando, como adelantó ayer este periódico, el Maccabi lanzó sobre la mesa el nombre de Milan Macvan.

El ala-pívot serbio, muy del gusto de un Ivanovic que hace unos meses lamentó públicamente el no del interior al Baskonia, disfruta de unos emolumentos que en Tel Aviv consideran demasiado altos para el rol que ocupa a día de hoy, y ofreció al conjunto azulgrana la cesión -incluso por dos temporadas- del compañero en Serbia de Nemanja Bjelica.

La operación tiene dos problemas. El primero, que el Baskonia ya tiene cerrado su acuerdo de 1+1 con Hendrix. El segundo, que el concepto cesión es persona non grata en el Buesa. La cuestión es que los días pasan y el club alavés empieza a cansarse de que el Maccabi no quiera abrir la puerta del americano hasta firmar a su base. Un chicle que se estira al ritmo que marca el tira y afloja del lockout de la NBA -en Tel Aviv quieren contratar a un timonel que llegue de la mejor Liga del mundo- y la negativa -según apuntaban ayer medios israelíes- de Blatt a reclutar en sus filas a Jasikevicius.

Así las cosas, el Baskonia se está viendo abocado a esperar impertérrito a que el Maccabi dé el último y necesario paso: dejar marchar a Hendrix o aceptar un traspaso por Milan Macvan. A día de hoy, la primera opción se antoja como la más factible. Mientras tanto, precavido como es habitual en él, la posibilidad de que Lampe pueda recuperarse en un plazo más reducido de lo previsto ha llevado al Baskonia a tantear la opción de ofrecer un contrato temporal al ansiado segundo pívot con una cláusula que ponga punto final a sus días en Vitoria cuando el poste polaco esté plenamente recuperado.

El primero en recibir tan complicada propuesta ha sido el macedonio Pero Antic, con el que el Caja Laboral se ha topado con una sorpresa inesperada. El club vitoriano alcanzó un principio de acuerdo con uno de los agentes del interior de 2,10 metros, pero el jugador se echó atrás después de que su entorno le instara a esperar un mejor ofrecimiento en vista del excelente Europeo que está completando. Sin embargo, la escasez de piezas de su perfil en el mercado podrían llevar al Baskonia a esperar a que finalice la competición europea para retomar la negociación con el rudo pívot de Macedonia.