vitoria. Brad Oleson se encuentra a punto de iniciar su pretemporada más incierta. Ostenta la jugosa vitola de jugador de formación dentro del nuevo marco de contratación, sus virtudes cuadran con el ideario baloncestístico de Ivanovic y, por si ello fuera poco, le quedan cuatro años más de contrato con el Baskonia, en concreto tres más uno opcional. Siendo estas premisas unos avales a tener muy en cuenta, su continuidad en la capital alavesa no está garantizada. De ahí que alguna novia -sobre todo, el Valencia Basket- le aguarde todavía con los brazos abiertos si logra desvincularse del club vitoriano. Como telón de fondo, sobrevuela el ajuste salarial que le planteó Josean Querejeta al inicio del verano que todavía se halla pendiente de resolución.
Ajeno a todo ello, el dos nacido en Alaska emprende hoy el largo camino hacia Vitoria para arrancar este lunes la pretemporada. A expensas de lo que ocurra con la inminente rescisión de contrato de David Logan, es uno de los seis jugadores junto a Heurtel, Ribas, Lampe y Musli que ha sido citado por los rectores para comenzar a pasar las pertinentes pruebas médicas y ponerse en las manos de Oskar Bilbao para afinar la puesta a punto de cara a la próxima temporada. El suyo deberá ser un trabajo de abstracción, mientras su agente y Josean Querejeta alcanzan un acuerdo -para bien o para mal- a la hora de concretar su continuidad dentro del proyecto azulgrana. De momento, cualquier desenlace es factible.
Oleson mantiene un firme deseo de continuar vistiendo la elástica baskonista, pero la pretensión de la directiva de revisar su elevado salario -alrededor de 800.000 euros netos por temporada- le ha colocado en una difícil coyuntura. El club aceptó en su día heredar el mismo contrato que le suscribió el Real Madrid esperanzado en que fuera un digno recambio para Igor Rakocevic, cuya sombra todavía es muy alargada en el Buesa Arena. Durante su primera campaña, malvivió por sus problemas en un tobillo que le impidieron rendir al máximo nivel. Ya totalmente recuperado y con la articulación sana, tampoco se erigió el pasado curso en ese compulsivo killer que tanto demandó Ivanovic para fabricarse sus propias canastas. La estrella que deslumbró en Fuenlabrada en un equipo hecho a su imagen y semejanza ha pasado de puntillas por el Caja Laboral, que ahora pretende rectificar sobre la marcha y ajustar su nómina al rendimiento ofrecido sobre la cancha. Cuenta con él, pero a un precio sensiblemente inferior.
La pelota se mantiene todavía en el tejado del jugador, cuyo agente ya trasladó hace semanas al club su voluntad de alcanzar un acuerdo. Consciente de la incertidumbre que preside su situación, el Valencia Basket aguarda expectante acontecimientos. Sin embargo, sólo acometerá su llegada en el hipotético caso de que logre la carta de libertad y mediante una oferta que, bajo ningún caso, se aproximará a lo que Oleson percibe en la capital alavesa. El exterior de Anchorage forma parte del nutrido ramillete de jugadores a los que el Caja Laboral ha trasladado durante este verano una solicitud de reducción de salario, entre los que se encuentran Pau Ribas, Esteban Batista y Nemanja Bjelica. En el caso del poste uruguayo, su negativa a plegarse a los deseos de la cúpula azulgrana constituyó la gota que colmó el vaso a la hora de prescindir de sus servicios. Un precedente inquietante para Oleson.