Almería. No hay color. Desde el primer balón quedó claro que la selección española iba a barrer de la cancha a una Francia que se presentaba al partido como uno de los grandes cocos del próximo europeo pero que se marchó con el rabo entre las piernas después del recital liderado por los hermanos Gasol. A su alrededor, el debutante Ibaka, la fiabilidad de Navarro y Reyes y la magia de bases como Ricky Rubio y Calderón. El baskonista San Emeterio pasó mucho más desapercibido. Los franceses con Toni Parker al frente bastante hicieron con aprovechar los minutos de la basura para maquillar el marcador. En la imagen, Calderón defiende a Parker. Foto: efe