Vitoria. Estaban condenados a entenderse. Tras más de tres horas de tiras y aflojas entre las cuatro partes sentadas en la mesa, los clubes de la ACB saben ya a qué atenerse en la confección de sus plantillas. Ayer, en una reunión que se anticipaba crucial -y acabó siéndolo- la Liga -con Josean Querejeta a la cabeza-, el Consejo Superior de Deportes, la Federación española y la Asociación de jugadores lograron el ansiado y postergadísimo apretón de manos sobre el nuevo marco de contratación que a partir de ahora imperará en la competición nacional. La fumata blanca surgió después de que todos cedieran un poco en sus pretensiones y, finalmente, el acuerdo final establece la obligación de contar con cuatro jugadores de formación en plantillas de once jugadores y cinco en las de doce. La nueva figura a la que a partir de ahora habrá que acostumbrarse sustituye a los famosos -e ilegales según la Unión Europea- cupos de seleccionables.

Estos canteranos -de cualquier nacionalidad- que acaban con la obligación de contar con cuatro españoles por equipo, tendrán que haber formado parte de algún equipo federado durante tres temporadas entre los 14 y los 20 años, con un mínimo de seis meses por campaña. Un galimatías que desde hoy obliga a escudriñar con lupa el pasado de todos los integrantes de cada plantilla y, por supuesto, de los futuros fichajes. Así las cosas, y con la mediación del Consejo Superior de Deportes tras semanas en las que ACB y sindicato de jugadores no acercaban posturas lo más mínimo, los polémicos cupos de españoles abren paso a una figura que para algunos no deja de ser otro obstáculo para la libre circulación de jugadores.

Según anunció la ACB en un comunicado, la legislación "define como jugador de formación a todo aquel jugador comunitario y/o asimilado, formado entre la edad de 14 y los 20 años en cualquier equipo federado español y por un periodo mínimo de 3 temporadas. En otro de sus puntos, la Liga subraya que se mantiene el límite de dos jugadores extracomunitarios por equipo y apunta que "se asimilan a jugadores comunitarios los que tengan la nacionalidad de una federación adscrita a FIBA Europa".

Es decir, los hasta ahora "comunitarios FIBA", como los serbios, abandonan su coletilla para dejar atrás una realidad que era difícil de explicar. De cualquier forma, el acuerdo final tiene aún varias aristas que están a la espera de concretarse. Detalles que podrían decantar la balanza para algunos jugadores de uno u otro lado que esta fumata blanca inicial todavía no aclara. Con todo, a partir de ahora surge un nuevo paradigma en la ACB. Un giro radical en el campo de batalla en el que el conjunto vitoriano no ha salido especialmente perjudicado. Más bien lo contrario. De algo tenía que servir la presencia de Josean Querejeta como voz cantante en las dilatadas negociaciones.

Baskonistas Con la reglamentación aún caliente tras salir ayer del horno a última hora de la tarde, el Caja Laboral no necesitará hacerse con los servicios de ningún jugador para cumplir la Ley. Pau Ribas, Fernando San Emeterio, Brad Oleson y el recién llegado Maciej Lampe -que aterrizó en España siendo un adolescente para formar parte de la cantera del Real Madrid- gozarán de este salvoconducto. Sólo si uno de ellos abandona la nave alavesa el Baskonia debería cubrir su puesto con otro jugador de formación.

Confirmado el escenario de contratación en el que los clubes van a moverse a partir de ahora, la ACB se congratuló del apretón de manos. "Tanto el Secretario de Estado para el Deporte, Albert Soler, como los presidentes de las tres instituciones del baloncesto español muestran su satisfacción por el acuerdo, que garantiza un marco estable de contratación", aseguraron a través de su nota de prensa. Aunque se ha hecho esperar más de lo debido, el futuro se atisba -habrá que ver durante cuánto tiempo- un poco más claro en el horizonte.