vitoria. Arranca la final de la ACB. Y lo hace con un invitado inesperado que no entraba en ningún pronóstico antes del arranque del play off. El Bilbao Basket, sumido en una nube de la que no quiere caerse, parte desde hoy (20.45 horas) como víctima propiciatoria de un Barcelona que tratará de evitar un exceso de relajación para no verse sorprendido por otro fatal desenlace, igual que sucediese la pasada temporada ante el Caja Laboral. Tras dejar en la cuneta con todo merecimiento al Power Valencia y al Real Madrid, el listón de la exigencia se eleva hasta cotas insospechadas para el conjunto de Katsikaris, que no pone freno a su ambición frente a un intratable rival que antes del asalto inaugural goza del cartel de favorito debido a su mayor abanico de recursos.

La implacable exhibición de poderío efectuada en la semifinal ante los vitorianos ha puesto de manifiesto que el ogro catalán no está dispuesto a regalar un título para el que ha presentado todas sus credenciales. Amparado en una plantilla interminable que cuenta con puestos hasta por triplicado, los de Xavi Pascual han recobrado todo su esplendor que databa de los albores de campaña. De ahí que casi nadie apueste por las opciones de un Bizkaia sin ninguna presión en su primera incursión en una final liguera de la historia. Los bilbaínos ya han hecho los deberes y aspiran a salir de la doble confrontación en el Palau con, al menos, una victoria que alimente el sueño del título, pero el desafío será enorme ante un anfitrión inabordable.

El fracaso en la Euroliga ha afilado los colmillos de un coloso al que sólo el Panathinaikos del maestro Zeljko Obradovic ha encontrado un resquicio de debilidad. La chispa defensiva de Sada, el instinto asesino de Anderson y el poderío de su quinteto interior son los complementos perfectos para un Navarro que, cuando las cosas se ponen feas, exhibe su liderazgo y resuelve con una pasmosa sangre fría.