vitoria. Será un verano largo en el que, de momento, todos los equipos, entre ellos el Caja Laboral, se mantienen atados de pies y manos para configurar sus plantillas ante el expediente de la Comisión Europea que declara ilegales los cupos vigentes en la ACB y puede motivar definitivamente la apertura de fronteras para la contratación de jugadores. Una vez se resuelva este espinoso asunto que ha martirizado a los clubes durante las últimas temporadas, el inquilino del Buesa Arena está llamado a reinventarse por enésima vez.

Si el Baskonia se distingue todos los veranos por renovar y aportar savia fresca a su vestuario, por encima de sus resultados y los títulos que consiga, todo hace indicar que esta vez no será una excepción. El irregular papel completado en el ejercicio recién finalizado demanda algunos cambios y éstos llegarán, aunque los movimientos pueden dilatarse en el tiempo ante el contexto de crisis general que azota al baloncesto europeo y obliga a los clubes a mirar con lupa cada euro gastado.

Si bien la principal duda estriba en estos momentos en la continuidad de Dusko Ivanovic, todo hace indicar que la plantilla alavesa variará su fisonomía y se introducirán importantes novedades para dar más empaque y solidez a un grupo con demasiadas carencias. El problema reside en que Josean Querejeta se halla hipotecado a la hora de construir un nuevo proyecto debido a que nueve jugadores poseen contrato en vigor para la próxima temporada. Salvo los temporeros Milt Palacio y Vladimir Dragicevic, que firmaron hasta este 30 de junio, el resto de piezas se halla atada a la entidad alavesa mediante vínculos, en la mayoría de los casos, de larga duración. Y eso implica el pago de una indemnización a la hora de tener que afrontar cualquier rescisión.

Dando por sentado que el Baskonia es una entidad de naturaleza vendedora que todos los veranos necesita hacer caja con la venta de sus jugadores más carismáticos para cuadrar números, que se reciben con sumo agrado ofertas por cualquier integrante y que un contrato en vigor suele ser papel mojado, el conjunto vitoriano está sujeto a importantes cambios tanto en el capítulo de altas como de bajas. La espina dorsal de la plantilla está compuesta por Huertas, San Emeterio, Teletovic y Barac, aunque la posibilidad de que se reduzca el presupuesto puede implicar la marcha de alguno de ellos si se recibe una suculenta oferta económica. Sin ir más lejos, los interiores balcánicos disponen de un buen cartel y, en el caso del gigante croata, apurará sus opciones de dar el salto a los Indiana Pacers de la NBA para seguir el camino de otros iconos como Calderón, Nocioni, Scola o Splitter.

La búsqueda de un segundo base, una asignatura pendiente, aparece como uno de los objetivos prioritarios de cara al próximo ejercicio con el fin de corregir la soledad de Huertas en la dirección. La incertidumbre también atañe al futuro de los dos escoltas que durante los últimos meses han rayado por debajo de las expectativas. Logan y Oleson, dos de las fichas más onerosas, acaban de firmar un rendimiento decepcionante. Hasta el punto de que Ribas, reciclado al puesto de dos tras el postrero fichaje de Palacio, acabó como la figura más solvente del equipo en los últimos partidos. Tanto el de Alaska como el estadounidense con pasaporte polaco no tienen garantizada su permanencia en la plantilla e incluso se podría renegociar con sus agentes para que vean reducidos sus emolumentos.

Si Ivanovic hace finalmente las maletas, el criterio del nuevo técnico puede pesar a la hora de tomar cualquier decisión. De ahí que sea aventurado hacer un boceto del Baskonia 2011-12. La habilidad negociadora de Josean Querejeta, eso sí, volverá a estar a prueba.