vitoria. Mientras el resto de sus compañeros intenta recuperarse del varapalo sufrido en Tel Aviv, Nemanja Bjelica afronta un reto personal cuya primera parada quedó ayer fijada a tres semanas vista. A su regreso del viaje a Israel, los servicios médicos del Baskonia inspeccionaron en la tarde de ayer la muñeca del serbio, lastrado desde hace más de un mes por lo que se pensaba que podía ser un esguince y acabó siendo una fractura del escafoides de la mano izquierda. Restaba por despejar si tendría que pasar por el quirófano o, por el contrario, los doctores optarían por un tratamiento conservador confiando en una rápida recuperación. La primera opción ha ganado la batalla. Al menos "inicialmente", según apuntaron ayer desde la entidad baskonista. La joven promesa balcánica pasará a ejercitarse en solitario durante las próximas tres semanas para fortalecer su muñeca. Pasado este tiempo, los médicos escudriñarán de nuevo su mano para comprobar si la rotura ha evolucionado satisfactoriamente y Bjelica puede incorporarse de nuevo al grupo. De lo contrario, el serbio quedaría irremediablemente abocado a pasar por el quirófano para tratar su rotura y, salvo sorpresa, se perdería lo que resta de temporada.
Las molestias en la mano habían condenado al alero a guardar reposo durante las últimas semanas desde que se perdiera el partido contra el barcelona del pasado 26 de febrero. Tras comprobar que su movilidad había quedado reducida al mínimo por el dolor, el tiempo fue pasando sin atisbar una solución clara a tan indeseado contratiempo. Cuando hace apenas una semana las pruebas confirmaron la rotura del escafoides, el propio Bjelica ya vislumbraba una complicada solución a su problema. "Después de mi primera visita al médico me dijo que podía ser algo grave, y al final sus sospechas estaban justificadas", explicaba el tres a la prensa de su país, preocupada porque su futura estrella pudiera perderse la preparación estival de su selección para el Eurobasket.
evitar la operación Ostensiblemente desanimado, la gran esperanza azulgrana siente que esta problemática lesión es la gota que colma el vaso en una campaña en la que su rendimiento ha estado a años luz del que cabía esperar. "No puedo creer la cantidad de problemas que he tenido con las lesiones pequeñas. Ahora me ocurre esto y no voy a poder ayudar a mi equipo. Me siento decepcionado y enfadado, pero tengo que levantarme, recuperarme y ser paciente", explicaba un Bjelica al que ahora no le queda otro remedio que confiar en que el tratamiento conservador dé sus frutos y evite pasar por el quirófano.