miquel Servera apenas tenía seis meses de vida cuando en 1993 su padre, jugador del Prohaci Mallorca, murió de forma trágica en una cancha de baloncesto. La cabeza de Toni Servera golpeó bruscamente el parqué tras realizar un mate en mitad de un partido de entrenamiento. La capital balear le rendiría homenaje tiempo después bautizando con su nombre uno de los polideportivos de la ciudad. Aunque nunca llegó a ver a su hijo con un balón en las manos, por las venas de Miki corría ya la sangre de un futuro y talentoso jugador de baloncesto. Una estrella en ciernes a la que muchos consideran desde hace tiempo como el nuevo Ricky Rubio.

Fichado en el verano de 2009 por el Unicaja -el Baskonia también le había echado el ojo-, el Menorca Basquet de Ibon Navarro acogió en su seno al joven nacido en Palma a principios de esta temporada. Criado en su cantera, buscaba en su hogar los minutos que el equipo dirigido entonces por Aíto García Reneses no podía ofrecerle. Sin embargo, pese a contar con la confianza de Paco Olmos, no ha sido hasta hace unas semanas cuando el base de la escuadra menorquina ha empezado a desplegar las primeras pinceladas de su talento. Y todo cuando la grada del pabellón de Mahón no acababa de contemplar con buenos ojos la presencia en su equipo de un joven imberbe sin experiencia previa en la ACB. Suplente del argentino Diego Ciorciari, Servera no ha completado todavía una actuación excelsa que sitúe su nombre en primera plana, pero sí ha venido apuntando algunos destellos. Sin ir más lejos, hace un par de jornadas frente al Barcelona de Ricky Rubio, o la semana pasada ante el CAI Zaragoza.

Pese al fallecimiento de su padre, Miki encontró un nuevo entrenador personal en la figura del que se convertiría en su padrastro, el también jugador Willy Willar, actual director técnico del CAI después de ejercer el mismo cargo en Menorca la temporada pasada. Gran Canaria, Huesca o Portugal fueron algunos de los destinos a los que el base acompañó a su padre adoptivo antes de aterrizar definitivamente en Mallorca, donde empezó a despuntar siendo un niño en el colegio San José Obrero, en cuyo patio se crió también el ahora NBA Rudy Fernández.

Antes de decantarse por la oferta del Unicaja, el nombre de Miki Servera corría de boca en boca entre los buenos aficionados al baloncesto. Internacional desde los 16 años, fue -junto a Joan Tomás y Joan Creus, hijo del director deportivo culé- uno de los tres españoles seleccionados para acudir en 2009 a la primera edición del Jordan Brand Classic International Game, donde bajo el auspicio del mítico jugador de los Chicago Bulls el Madison Square Garden acogió un partido entre las mayores promesas del basket mundial, entre ellas Jonas Valanciunas, pívot del Lietuvos Rytas, o el turco Enes Kanter.

Sus 1,98 metros de altura, buen dominio del balón y aplicada capacidad de tiro convierten a Miquel Servera en un diamante en bruto que dentro de unos meses retornará a Málaga para luchar por un puesto con otra de las grandes promesas del baloncesto estatal, el hispanobrasileño Rafa Luz Freire, ahora en las filas del CB Granada. Precisamente, la escuadra andaluza fue el primer rival al que se enfrentó en su debut en la ACB, el 3 de enero de 2010. En cuanto acabó el partido, tuvo tiempo de coger un avión rumbo a Hospitalet para anotar 22 puntos en un torneo junior con el filial malagueño.

ganar al baskonia Mañana, el espigado base del Menorca Basquet dispondrá de nuevo de minutos para seguir trabajando en su proyección. Pero lo que realmente le importa en estos momentos es sacar a su equipo del pozo de la tabla al que parece irremediablemente abocado. Con cinco victorias y 21 derrotas -acumula nueve consecutivas desde que ganara en Manresa por 53-63- el cuadro balear intentará dar la sorpresa en su feudo ante un Baskonia inmerso en plena vorágine continental frente al Maccabi de Tel Aviv. "El nivel del Caja Laboral es altísimo, como lo demuestra que esté jugando por meterse en la Final Four. Tenemos que preparar el partido al máximo, con muchas ganas y poder darles una sorpresa", confía un Servera que anima a sus compañeros a creer en el triunfo ante el combinado dirigido por Dusko Ivanovic.

"Nos falta empezar a creer que podemos ganar a cualquiera, llámese Caja Laboral, Cajasol o Power Electronics Valencia. Son equipos fuertes, sí, pero son rivales que hay que afrontar como si fuera nuestro último partido", subraya el joven timonel, que recuerda la apretadísima derrota que sufrieron recientemente a manos de un Barcelona que sufrió de lo lindo para regresar a casa con una victoria. "El partido del Barça fue un planteamiento que funcionó y nos va a funcionar. Jugar sin presión, sin tener nada que perder, entre comillas. Nos salió un partido bueno en defensa y en ataque metíamos sin presión. Ante el Caja Laboral hemos de plantear así el partido", incide el jugador del que todos esperan su eclosión definitiva la próxima temporada, ya sea en Málaga o en un nuevo destino en el que demostrar que la etiqueta de nuevo Ricky Rubio no le viene todavía demasiado grande.