Vitoria. En una temporada difícil presidida por los amargos sinsabores a domicilio, un baloncesto de controvertida vistosidad y la alarmante falta de carácter en muchos momentos para evitar varias afrentas dolorosas, el Baskonia se halla a las puertas de otro sonoro éxito en su historia que debe empezar a escribirse a partir de esta noche. Paradojas del destino, en el reciente Top 16 de la Euroliga ofreció su versión más sólida para amarrar una impensable primera plaza y, gracias a la ventaja de campo, tener a tiro allá por el mes de mayo la quinta Final Four de la historia en Barcelona.

Antes de satisfacer esa rutilante meta que, de sólo nombrarla, ya pone la piel de gallina a una ciudad volcada en el deporte de la canasta, la tropa alavesa deberá dejar en la cuneta al Maccabi en una tensa eliminatoria cuyo primer capítulo se vive hoy en medio de una máxima igualdad. Un repaso a ambas plantillas permite atisbar una leve ventaja amarilla, básicamente por una cuestión de profundidad y número de efectivos, pero el embrujo del Buesa Arena y el aliento del sexto jugador debe ayudar a nivelar las fuerzas. Porque, hoy más que nunca, toca convertir la pista de Zurbano en un fortín inexpugnable que engulla a un laureado forastero que aterriza con las garras bien afiladas para, como mínimo, arrancar un triunfo de su periplo por la capital alavesa.

Diezmado en la zona por la baja de Pape Sow pero ya con el concurso de Nemanja Bjelica, el Baskonia se aferrará a su condición de local para arrancar con buen pie un cruce en el que cualquier descuido, hoy o este jueves, será mortal de necesidad. Con el fin de no ver comprometidas sus opciones y jugarse el todo por el todo en un recinto hostil como el Nokia Arena, los de Dusko Ivanovic no pueden permitirse el lujo de tropezar al amparo de una afición que debe ser la de las grandes ocasiones. Y es que contadísimos rivales como el hebreo plagado de nombres a cada cual más cautivador despiertan tanta motivación en el entorno.

Con dos anárquicos e imprevisibles exteriores estadounidenses capaces de lo mejor y de lo peor (Pargo y Perkins), uno de los aleros más elegantes que pululan por el Viejo Continente (Eidson), un viejo conocido como Eliyahu haciendo diabluras con su movilidad y la amenaza latente en la zona de esa fuerza de la naturaleza llamada Schortsanitis como mejores argumentos, el conjunto adiestrado por David Blatt emerge como un rival de cuidado. En la jornada inaugural de la Euroliga mordió el polvo con extrema facilidad (94-78), pero todo hace indicar que habrá aprendido la lección y opondrá una oposición más férrea.

Las premisas azulgranas para eludir la derrota pasarán por una agresiva defensa que impida canastas fáciles al rival, el control de los tableros y, una vez más, ese imprescindible acierto exterior al que recurre en ocasiones más de lo conveniente. Mientras tanto, tanto el club como el propio Ivanovic suspiran por la resurrección definitiva de algunos fichajes inmersos en una crisis de identidad como Batista o Bjelica. La vieja guardia ofrece garantías, pero necesita la inestimable colaboración del resto de piezas. Soñar es gratis y el Baskonia, con una de sus caras más difusas, se halla a sólo tres victorias de inmiscuirse en la reunión más elitista de Europa. Quién lo hubiera pronosticado hace meses...