Vitoria. Se le había criticado a Dusko Ivanovic los tumbos que a lo largo de la temporada había dado a la hora de definir los roles dentro de una plantilla que hasta la fecha parecía carente de norte. Se había cuestionado la distribución de minutos que el técnico montenegrino variaba sin un criterio inteligible cada partido. Daba la impresión de que incluso la plantilla exigía respuestas, un guión definido. Y ayer, habrá que ver si con solución de continuidad, el preparador del equipo azulgrana sentó las bases de lo que da la impresión que puede ser el Caja Laboral que va a pelear hasta que la temporada eche el telón. Encontró un esperanzador equilibrio.

Aunque el plan trazado pueda gustar a unos más que a otros, Ivanovic obró con cordura, lejos de parches viscerales, y fijó las coordenadas que regirán los designios de un equipo que ayer gozó de una cita balsámica ante un rival desdibujado, idóneo para darse un atracón de autoestima y poner todo en orden. Y Dusko lo hizo.

Aunque siempre queda la posibilidad de que todo vuelva a variar en apenas dos días, en esa temible visita al Palau que llega mañana, tanto el planteamiento táctico como -sobre todo- la distribución de minutos permitieron vislumbrar una solidez de la que el conjunto baskonista ha carecido en los meses de probaturas que se han sucedido desde que arrancó el curso.

Varias son las conclusiones que tanto fuera como dentro del vestuario pueden extraerse de las decisiones que tomó el preparador balcánico durante un encuentro en el que el Caja Laboral, todavía algo errático, mostró mucho más equilibrio interior y exterior que en la mayor parte de las citas previas. La primera, que no es nueva, tiene que ver con la convicción del técnico de que todo el equipo se sustenta sobre un esqueleto compuesto por tres jugadores que, en eso no hay cambios, van a pasar mucho tiempo sobre el parqué. Marcelinho (30:03), San Emeterio (33:54) y Mirza Teletovic (39:09) conforman el núcleo duro, la guardia pretoriana con la que Ivanovic acudirá a la guerra.

El empacho de minutos que ayer se dieron estos tres jugadores tampoco supone ninguna novedad. Han sido durante toda la temporada los hombres más utilizados, y sólo algún contratiempo en forma de lesión puede evitar que lo sigan siendo. En realidad, esta situación tiene tanto que ver con la confianza que despiertan en el entrenador como por la desconfianza que le generan sus teóricos recambios. A pesar de que Ribas está mostrando pinceladas de su enorme valía (más en defensa y en la posición de dos que como base), Dusko parece plenamente consciente de que no existe relevo en la dirección de juego, donde se sigue aguardando la llegada de un último refuerzo. La inconsistencia de Bjelica, también en una línea levemente ascendente, produce una situación similar en el puesto de tres. Y en la demarcación de ala-pívot, la presencia casi constante de Teletovic refrenda la impresión de que Ivanovic prefiere sobrecargar de minutos al bosnio antes que disponer sobre el parqué un juego interior con dos cincos puros.

A partir de ahí, y con la incógnita de saber por qué se decidió ampliar el contrato de Pape Sow, el caos había llegado casi siempre en la distribución de los roles para los escoltas y los pívots. El partido de ayer ayudó a clarificar la situación. Teniendo en cuenta que son dos puestos en los que el Baskonia padece cierto overbooking (tiene tres escoltas y tres cincos), Ivanovic esbozó algunas respuestas a las dos principales incógnitas que mantenían sumida en el caos a la plantilla. Oleson parece destinado a ocupar un papel preeminente en la posición de dos y Barac se perfila como la referencia interior del equipo, incluso por delante del recién llegado Batista, que se limitó a conceder descanso al croata.

El reparto de papeles que realizó Ivanovic requerirá de cierta continuidad para que pueda tomarse como un patrón. Pero el equipo lo necesita y su capataz reconoció en la rueda de prensa posterior al encuentro que la imagen mostrada por el equipo se asemeja mucho más a lo que él busca que casi todo lo visto anteriormente. El tiempo dirá si se ha agotado el tiempo de los ensayos, los experimentos, y ha llegado el tiempo del equilibrio.