Madrid. Un punto de preocupación menos. La lesión de Pau Ribas no reviste excesiva gravedad, según notificó en la tarde de ayer el Baskonia mediante una nota oficial. El exterior catalán, lesionado el pasado sábado durante la recta final de la amarga semifinal copera ante el Barcelona, sólo sufre "una fuerte contusión" en el tobillo derecho tras las pruebas médicas a las que sometió una vez llegado el equipo a la capital alavesa.
El club vitoriano especificó, eso sí, que "debido a la hinchazón de la zona afectada no se ha podido determinar el alcance del percance". En cualquier caso, ya se ha descartado de lleno la posibilidad de que sufriese un esguince o que algún hueso del pie estuviese fracturado. En ese caso, su ausencia se habría prolongado por espacio de varias semanas o incluso meses.
El jugador baskonista no pudo disputar los últimos minutos del duelo ante los catalanes. Tras el doloroso 92-73 final, abandonó el Palacio de los Deportes de la Comunidad con la ayuda de unas muletas. Su ostensible cojera había encendido todas las alarmas, pero esos malos presagios han quedado finalmente en agua de borrajas.
Hasta el punto de que en el entorno azulgrana existe un moderado optimismo para que Ribas pueda vestirse este jueves de corto en el trascendental choque de Euroliga ante el Panathinaikos que abre la segunda vuelta del Top 16. Si el combinado baskonista es capaz de profanar el templo del OAKA, dará un paso de gigante para sellar su vitola de cuartofinalista.
"La evolución se irá viendo día a día", precisó el club en la nota. A expensas de que aterrice un base en próximas fechas, el ex del Joventut constituye hoy en día la única alternativa con que cuenta Ivanovic para oxigenar a Huertas en la dirección. Pese a su recuperación, la directiva encabezada por Josean Querejeta mantiene inalterable su planteamiento de incorporar un segundo base. La hipotética baja de Ribas en la capital ateniense obligaría a Ivanovic a recurrir a Logan para cumplir con los cometidos del catalán.