BLANCOS DE RUEDA VALLADOLID Dumas (2), Van Lacke (11), Baez (5), Slaughter (4) y Robinson (7) -cinco inicial-, Barnes (6), García (15), Stanic (5), López (3), Nacho Martín (2), A. Reyes y Eduardo Ruiz.

POWER ELECTRONICS VALENCIA Cook (2), Rafa Martínez (8), Claver (19), Savanovic (5) y Javtokas (14) -cinco inicial- Navarro (3), Augustine (0), Lischuk (7), Pietrus (5), De Colo (17), Fernández (3) y Simeón.

Parciales 16-19, 14-25, 14-18 y 16-21.

Árbitros Hierrezuelo, Conde y Cortés.

Pabellón Palacio de los Deportes, ante 9.550 espectadores.

La primera eliminatoria de esta Copa del Rey terminó veinte minutos después de empezar, cuando el Blancos de Rueda Valladolid enfiló el camino al vestuario con catorce puntos de diferencia en el marcador ante el Power Electronics Valencia. El conjunto de Fisac aterrizaba en Madrid como cabeza de serie de forma merecida gracias a una dinámica de juego basada en el colectivo. Pero, aunque la mezcla entre tesón y espíritu sirve en ocasiones para desorientar al destino, la escuadra vallisoletana apenas fue capaz de echar mano de sus principios durante unos minutos del primer cuarto.

A partir del segundo periodo, el equipo revelación se vio superado por las circunstancias y, ante la desesperación de su técnico, prefería recurrir a las individualidades de Fede Van Lacke en lugar de apuntalar el bloque y acometer los ataques con paciencia y tenacidad. Tampoco Eulis Báez -que acabó con cinco puntos- logró contener el juego interior del Power Electronics, con el gigante Javtokas como desatascador en la pintura.

Pero por encima de todo, el cuadro valliselotano se rindió en cuanto comprobó que Víctor Claver no estaba dispuesto esta vez a dejar correr las críticas que le sitúan siempre en la segunda línea de batalla en las grandes ocasiones. Ayer, el murciélago del escudo taronja voló dentro y fuera de la zona hasta acabar con 19 puntos, nueve rebotes y 32 de valoración. Mañana, el Real Madrid tendrá un hueso duro de roer en la figura del alero que, acompañado de Nando de Colo, puede hacer tambalear la estructura del equipo de Ettore Messina.