Fernando San Emeterio tenía ayer una prueba de fuego de la que salió airoso entre comillas. Enfrente figuraba un viejo rockero como Pancho Jasen, el incombustible alero del Estudiantes al que mantuvo a raya durante casi todo el choque. Sin embargo, cuando estaba a punto de poner el broche de oro a su buen papel incurrió en un error de bulto que ayudó al Estudiantes a solventar una situación agónica. En su intento por doblar el balón en una entrada a canasta en los últimos segundos, el alero cántabro no calculó bien y su pase fue interceptado por un rival colegial. Fue la puntilla para el Baskonia pese a la nueva opción de que gozó Oleson sobre la bocina. El de Alaska, que no consigue sacudirse su timidez y volvió a estar en un incomprensible segundo plano en ataque, desperdició un triple a la desesperada tras la enésima pérdida local. Por último, Barac volvió a ser el único referente en la zona y, cuando sus compañeros le buscaron con ahínco, se erigió en una pesadilla para el débil juego interior del Estudiantes.