Vitoria. Sergio Scariolo atraviesa definitivamente su momento más crítico como entrenador profesional del más alto nivel. Apenas unos meses después de que fuera colocado en la diana por prácticamente todos los estamentos del baloncesto español tras el estrepitoso fracaso de España en el Mundial de Turquía, en el que un triple del serbio Teodosic en cuartos de final apartó a la selección de la pelea por las medallas, el de Brescia puso ayer fin a su estancia al frente del Khimki.
Si bien el club ruso no precisó del todo en su comunicado si se había tratado de una destitución en toda regla por los malos resultados del equipo o una dimisión de su ya expreparador por ser incapaz de transmitir su ideario baloncestístico a la plantilla, lo cierto es que Scariolo ha sido apartado de sus funciones y se ve obligado a ceder el testigo a una nueva figura que todavía se desconoce. Que pase o no a engrosar la cola del paro en próximas fechas dependerá de si José Luis Sáez, presidente de la Federación Española de Baloncesto, le ratifica en su puesto como seleccionador español para afrontar el Europeo de Lituania del año que viene y, en el caso de obtener la clasificación, los Juegos Olímpicos de Londres en 2012.
De momento, lo único cierto es que Scariolo ha dilapidado en estos últimos meses buena parte del crédito que empezó a acumular durante sus dos fructíferas temporadas al frente del Baskonia y, posteriormente, en otros clubes como el Real Madrid y el Unicaja, donde dejó una impronta de profesional cualificado. En el Khimki, un pequeño club ubicado en la periferia de Moscú que irrumpió en su día en el mercado como un elefante en una cacharrería para intentar hacer sombra al CSKA en la Superliga rusa, su trayectoria ha ido de más a menos.
Tras su desembarco en diciembre de 2008, el transalpino no ha cumplido del todo las elevadas expectativas de los dirigentes cuando fue contratado a bombo y platillo. Los dos subcampeonatos ligueros, la final de la Eurocup de la campaña 2008-09 o el billete para el Top 16 en la pasada Euroliga -el Caja Laboral le privó a última hora de un objetivo más ambicioso con aquella inolvidable remontada ante la Cibona en la prórroga- se quedan escasos para las ingentes sumas de dinero que ha invertido uno de los nuevos ricos del Viejo Continente.
"La decisión se tomó la decisión en la tarde del lunes. Se debió a la insatisfacción mutua entre el club y el técnico", aseguró ayer decepcionado Víctor Bychkov, director general del Khimki. El ex del Baskonia, por su parte, tampoco puso paños calientes a una medida que se veía venir desde que el equipo vitoriano dio hace un par de semanas la puntilla a los rusos en la máxima competición continental. La puntilla corrió a cargo del moribundo CSKA, que en la sexta jornada del torneo ruso celebrada el pasado sábado también extrajo petróleo (74-85) de la inestabilidad amarilla. "Es una decisión muy difícil para mí, pero al mismo tiempo, creo que era lo mejor que puedo hacer por mí y el equipo", puntualizó Scariolo.