un embrión en fase de crecimiento. Es el estado actual que podría aplicarse a un Caja Laboral que, tras decir adiós al primer título de la temporada, orienta ya su mirada hacia el futuro con el único objetivo de ir encontrando una identidad como colectivo y poner en marcha una locomotora desengrasada y con pocos kilómetros de rodaje. La ajustada derrota en la Supercopa ante el Power Valencia no deja secuelas de ningún tipo ni constituye un gran trauma, pero en cambio sí ha abierto los ojos a todo el mundo acerca de los obstáculos con los que el equipo se topará en la campaña post-Splitter.
La atípica pretemporada vivida, con un Mundial de por medio que ha desembocado en una inquietante escasez de efectivos a la hora de trabajar en la mina de Zurbano, es el principal atenuante con que cuenta un grupo en obras que tardará semanas o, quizá, meses en ofrecer la verdadera medida de sus posibilidades. Hasta que se ensamble a todas las piezas, el equipo adquiera un patrón de juego definido ya sin la magia del pívot brasileño en pista y se vayan definiendo los roles, puede pagarse un peaje en forma de derrotas.
La única certeza a estas alturas es que Dusko Ivanovic posee un arduo trabajo por delante para meter en dinámica colectiva a sus tres flamantes caras nuevas. Entre el desconocimiento acerca de la dureza de la Liga ACB, las contadísimas horas de entrenamiento en el Buesa Arena y su bajo tono físico, Logan, Bjelica y Haislip se hallan en la actualidad a años luz de las altísimas expectativas con que desembarcaron en el vigente monarca liguero. Sin embargo, es una simple cuestión de tiempo que todos ellos terminen erigiéndose en auténticos referentes ofensivos y se jueguen los balones calientes.
El escolta con pasaporte polaco estará obligado a cambiar el chip para asumir un protagonismo inferior respecto al que gozaba en Polonia; el prometedor alero serbio necesita aclimatarse a una realidad completamente diferente a la vivida en su país natal; mientras que el cuatro estadounidense -sólo seis minutos ante los levantinos- deberá recobrar la chispa y la pujanza física para erigirse en aquel jugador que, por momentos, deslumbró en Málaga.
un poste de manera urgente En las oficinas del Buesa Arena, eso sí, todavía restan deberes por cumplimentar a lo largo de los próximos días. No en vano, la plantilla azulgrana continúa pendiente de redondearse con uno o, incluso, dos fichajes. Porque, si algo puso de manifiesto el conjunto valenciano, es la imperiosa necesidad de que el club acometa de forma inminente la llegada de un pívot de garantías y, si restan euros en las arcas, un segundo base puro que complemente a Marcelinho ante las dificultades acreditadas en el pasado por Ribas para adaptarse a este puesto.
La insuficiente terna compuesta por Haislip, Teletovic y Barac necesita un nuevo complemento que dote de consistencia a una pintura cogida con pinzas. El poste croata, en la diana a las primeras de cambio, ha recibido una inyección de confianza por parte del club, pero está por ver si en su cuarta temporada en la capital alavesa será ese pívot dominante que permita al Caja Laboral plantar cara a los grandes transatlánticos del Viejo Continente. De momento, las dudas persisten en el aire.
Perfilados todos los juegos interiores, encontrar un mirlo blanco a estas alturas constituye una tarea harto complicada. No en vano, los nombres rutilantes se cuentan ya prácticamente con los dedos de una mano. Entre los hombres susceptibles de poder aterrizar en tierras alavesas se encuentran los de Primoz Brezec -ha reconocido en su país que cuenta con una oferta baskonista-, Stephane Lasme -cortado por el Spartak de San Petersburgo- o un viejo objeto de deseo como Milan Macvan, aunque no es descartable iniciar la temporada con Pietrus -su contrato temporal sigue aún vigente- y aguardar a los posibles descartes de la NBA.