El monarca de la Supercopa quedó destronado ayer a las primeras de cambio. La moneda al aire en que se convirtió la primera semifinal salió cruz. Mientras De Colo halló la pócima para resolver un partido áspero a falta de dos segundos, el Caja Laboral se estrelló contra su propia inconsistencia derivada de su escaso rodaje y unos automatismos con cuentagotas. Una afortunada penetración del elegante base galo, cuyo inverosímil escorzo hizo estéril la férrea oposición de Teletovic, decantó la balanza hacia un Power Valencia que, sin embargo, contrajo más méritos y en el cómputo global se hizo acreedor al éxito en el agónico desenlace.

Tres meses después del inolvidable subidón que supuso su tercera Liga ACB de la historia, el Baskonia arranca el nuevo ejercicio con una pequeña desilusión que aventura dificultades en el futuro. La vuelta a la realidad se tornó tan difícil como se intuía antes del salto inicial a tenor de la atípica pretemporada vivida. Si bien sólo un pequeño golpe de fortuna alteró, a la postre, el previsible guión, debería orientarse la mirada más allá y percatarse de que sobresale alguna carencia de bulto y resta un mundo para que este renovado colectivo pueda ofrecer la verdadera medida de sus posibilidades.

Con tiempo y paciencia, los resultados llegarán. Y, por supuesto, un baloncesto más acorde al potencial reunido. Toca empezar de cero, armar un bloque consistente y, sobre todo, olvidar la alargada sombra de Splitter, la pieza sobre la que se ha sustentado en el último curso y que desgraciadamente se ha llevado su magia hasta la lejana Texas. Premisas que, por lo visto ayer, tardarán en satisfacerse hasta que las nuevas adquisiciones, todavía desubicadas y en el limbo, interioricen la cultura azulgrana y el club enmiende a corto plazo la alarmante fragilidad del juego interior con el fichaje de un pívot necesario como el comer.

a golpe de corazón De estas lagunas extrajeron petróleo dos postes normalitos (Sundov y Lishchuk) pese a que el aguerrido cuadro taronja compareció en el Buesa Arena sin los teóricos titulares Augustine y Javtokas. Entre que el recién aterrizado Haislip evidencia aún síntomas del jet lag, Teletovic no tiene previsto alterar ni un ápice su esencia triplista y Barac, tan tibio como en campañas precedentes, constituye un recurso insuficiente para plantar cara a los grandes colosos del Viejo Continente, el conjunto vitoriano exhibe grietas inquietantes en la zona. Pietrus, todo pundonor pero limitadísimo en labores ofensivas, debe ceder el testigo a un interior de más garantías que proporcione un salto de calidad. Entonces se podrá calibrar con más exactitud las posibilidades reales del nuevo proyecto vitoriano.

La notable puesta en escena, comandada por los valores más sólidos de la vieja guardia (Marcelinho y San Emeterio) constituyó un espejismo. Cinco minutos iniciales de frenesí anotador dieron paso a lo habitual a estas alturas de la temporada: imprecisiones constantes, ataques espesos y fluidez con cuentagotas. El paso de los minutos asentó, no obstante, en la pista al Power Valencia, muy disciplinado y con las ideas claras para atacar los puntos débiles locales.

Mediado el tercer cuarto, llegaron los momentos más críticos del pulso. Doce puntos consecutivos de Lishchuk, convertido en una pesadilla, colocaron a la tropa de Dusko Ivanovic contra las cuerdas (44-50). Empujado por su público y gracias a la voracidad en el rebote ofensivo, el Baskonia añadió pimienta a una confrontación de perfil árida y, por momentos, soporífera. Los desaciertos en el tiro exterior no fueron óbices para que Oleson consumara la remontada a trece segundos del epílogo. A renglón seguido, De Colo firmó la sentencia de muerte con una entrada contra el mundo que inundó los rostros de decepción. El posterior triple a la desesperada de Teletovic se estrelló contra el aro y, con ello, la maldición que persigue al anfitrión en la Supercopa se prolongó una temporada más. A justo una semana del estreno liguero ante el Alicante, Ivanovic tiene un arduo trabajo para hacer carburar a una máquina demasiado desengrasada. Los botines más jugosos aparecerán en el horizonte en el futuro.