vitoria. El tercer entorchado liguero de la historia trajo ayer como recompensa añadida la coronación de Tiago Splitter como MVP de la final. Un galardón que, si bien encontró la dura oposición en otros integrantes baskonistas comoHuertas y San Emeterio, también a un grandísimo nivel, ha terminado por premiar la constancia y regularidad de un jugador que, posiblemente, disputó ayer su último partido ataviado con la elástica baskonista antes de emprender su aventura americana a partir del próximo ejercicio.

Y es que el brasileño, que ya fue nominado hace semanas mejor jugador de la fase regular e incluido en el quinteto ideal, ha vuelto a acreditar una vez más no sólo que es el mejor pívot de la ACB y la Euroliga sino también, con el permiso de Juan Carlos Navarro, el baloncestista más determinante que pulula a nivel doméstico. Pese a toparse en esta final con un rutilante cuarteto interior que aúna centímetros, músculo, envergadura y potencia física, el de Joinville se ha bastado por sí solo para sostener el diezmado juego interior por la ausencia de Barac y catapultar al cuadro vitoriano hacia una sorpresa casi sin precedentes en la historia de la competición.

Sólo en el segundo partido celebrado el pasado sábado en el Palau ha dado Xavi Pascual con la tecla adecuada para reducir su manantial. Splitter no sólo se distinguió por firmar una ingente producción ofensivo, sino también por aportar otros intangibles como intimidación, defensa, rebotes y asistencias en cuanto recibía continuos dos contra uno en el poste bajo. Su célebre conexión con Marcelinho, con el que se entiende a las mil maravillas, ha sido siempre una de las principales soluciones ofensivas diseñadas por Ivanovic.

Splitter, al que el club reclutó siendo un adolescente y que completó su proceso de formación en clubes menores, se ha erigido en el líder espiritual del Baskonia desde el arranque de la temporada. Es el capitán del equipo, conoce sobradamente los entresijos de la casa y, al lado de Iñaki Iriarte, cuya compañía ha sido inseparable, ha recorrido un tortuoso camino hasta convertirse en uno de los jugadores azulgranas más influyentes de la historia. A la altura ya de mitos como Elmer Bennett, Velimir Perasovic o Luis Scola.

La entidad vitoriana ha disfrutado durante estos años de un jugador único, comprometido al máximo con los colores y que dejará una huella imborrable. Tras siete temporada en el primer equipo, su marcha de la capital alavesa parece inminente una vez abone la cláusula de rescisión y pase a engrosar las filas de San Antonio Spurs, la franquicia que le escogió en la primera ronda del draft de 2007 con el número 28.