Vitoria. Si hay un jugador que está encarnando el indomable espíritu baskonista en esta final que ha sorprendido hasta ahora a propios y extraños, ese no es otro que un colosal Fernando San Emeterio. Un jugador que no entraba en los planes iniciales del club se ha convertido, a la postre, en el indiscutible referente del perímetro tras una grandiosa temporada que puede traer como premio añadido la llamada de Scariolo para el Mundial de Turquía.

Gracias en parte a su constancia y regularidad, el Caja Laboral ha sentado las bases de un triunfo que puede ser histórico, aunque el cántabro hace gala de su modestia. "Estoy contento, pero no quiero pensar en el rendimiento personal sino seguir concentrado en la final para que el equipo pueda ganar un encuentro más y conquiste el título. Esta vez me ha tocado a mí, otro día puede tocarle a otro", admitió.

Pese a la franca posición en que se encuentra en la actualidad el conjunto de Ivanovic, nadie quiere dar por enterrado antes de tiempo a un Barcelona sobradamente capacitado para cualquier reto en el presente curso liguero. "El tercer partido es el que más nos va a costar ganar. Tienen un equipazo, es el mejor de Europa y puede resurgir en cualquier momento. Todavía no hemos hecho nada, hay que ganar una vez más para ser campeones", recordó.

Tras alabar la gran defensa desplegada por todo el equipo en los dos choques inaugurales, San Emeterio resumió las virtudes alavesas para que el baskonismo se halle en una posición inmejorable de cara a conquistar la tercera Liga de la historia. "Nosotros veníamos con la intención de vencerles. Sabíamos que sería muy complicado ganarles dos partidos, pero sí que creíamos en ganar la liga y, para eso, había que vencer como mínimo una vez en Barcelona. Una vez lo hicimos en el primero, nos mentalizamos para el segundo y lo logramos. Intensidad, defensa, paciencia y juego en equipo. Esas son las claves".