vitoria. Esta vez, Splitter destapó su condición terrenal y no hubo rastro de su magia. No obstante, el Caja Laboral contó ayer con la portentosa figura de San Emeterio, un hombre que no valía el pasado verano pero que continuó en la capital alavesa casi de rebote y se ha convertido en el principal baluarte del perímetro baskonista. Lo refrendó ayer en el Palau con una actuación que quedará para el recuerdo. No fueron sus 19 puntos los que levantaron al equipo, sino su tesón, su determinación y su fuerza para sobreponerse a las muchas adversidades con que se encontró ayer la tropa de Ivanovic. El cántabro hizo lo más difícil, impedir que el Barcelona se despegara en el marcador, antes de que un sensacional Huertas le tomara el relevo en el último cuarto. El timonel brasileño, impactante en este tramo final de campaña, firmó siete puntos consecutivos -un triple y cuatro tiros libres con gran sangre fría- que permitieron colocar el 63-69 en el marcador. Los dos robos finales de Pau Ribas a Navarro y Ricky también le hicieron acreedor a una distinción.
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