Ettore Messina nunca habla en vano. Mientras otros entrenadores del panorama nacional desprecian el potencial de la oratoria, el italiano siempre ha sido consciente de que el baloncesto no es sólo un deporte que se juega en una cancha. Lo que ocurre fuera de ella, "el otro fútbol" que diría su superior, Jorge Valdano, es un arma poderosa. Por eso, cuando el técnico del Real Madrid afinó su garganta una vez finalizado el primer partido de la serie para apuntar directamente hacia la labor arbitral sobre Ante Tomic, sabía que acababa de prender la mecha de una bomba que inevitablamente explotaría poco después a su favor.
Siempre inteligente, Messina acertó de pleno. En apenas unos días, y sólo con un simple cambio de escenario, el pívot croata parecía haberse ganado el respeto de los colegiados. De la noche a la mañana "el niño" Tomic se transformó en un veterano hecho y derecho. De ser considerado como un junior, pasó a ser Juan Carlos Navarro. "El primer día Ettore dijo que los árbitros no protegían a Tomic, pero ya está muy bien protegido. Como dije, la presión de Messina ha surtido efecto", criticó Dusko Ivanovic tras perder el viernes en el cuarto partido por 80-62. Aunque es evidente que el Caja Laboral no salió derrotado del pabellón madrileño únicamente como consecuencia de la labor arbitral sobre la gran perla merengue, los datos hablan de un cambio radical entre los dos primeros duelos de la serie en la capital alavesa y el resto.
Porque el juego de Tomic en estos cuatro partidos ha sido, en esencia, el mismo. Su talento es indiscutible -Kurt Rambis, entrenador de Minnesota Timberwolves, apuntó su nombre como futurible en su reciente visita al Buesa Arena- pero también lo es su excesiva tendencia a jugar con los codos y utilizar todo su cuerpo para quitarse de encima a su par. Dos motivos que le llevaron a ser eliminado por cinco faltas en los dos primeros enfrentamientos, en el minuto 39 el primer día y en el 35 en el segundo. En ambos, al igual que ha sucedido en Vistalegre, con diferentes tríos de colegiados. Pero en Madrid fue diferente. En el tercer encuentro, Tomic fue sancionado con tres faltas. En el último, con dos. Un cambio que Ivanovic no entendió.
de chico bueno a chico malo Sin embargo, en cuanto conoció las palabras de su "compañero", como definió Messina a su homólogo en el banquillo azulgrana, el preparador siciliano se mostró indignado. "Me extraña muchísimo que una persona de la experiencia de Ivanovic no entienda que a Tomic se le respeta más ahora porque ha contestado con 36 puntos de valoración. Se le ha tratado de niño malo, y ahora al niño sólo le queda contestar con números", matizó. ¿Y qué piensan de esto los principales afectados? Pues, al contrario que sus entrenadores, prefieren dedicarse a expresarse únicamente sobre el parqué. "No me gusta hablar de cómo he jugado. Todos hemos estado muy bien y controlamos el partido en todo momento", se limita a apuntar el hombre por el que en las oficinas de Zurbano suspiraban como sustituto de Splitter para la próxima temporada antes de que Florentino Pérez se les adelantara.
El pívot brasileño, por su parte, también huye de polémicas. "Yo no quiero entrar en una pelea de jugadores, si hace faltas o si no hace faltas. Está claro que hemos estado jugando los dos últimos partidos en Madrid, en su casa, y espero que en Vitoria sea distinto y el juego sea más parejo", desea el buque insignia azulgrana. El próximo, y definitivo, capítulo de esta polémica historia se resolverá a partir de las 12.30 horas.