La profunda remodelación que va a experimentar el Fernando Buesa Arena para incrementar su aforo hasta los 15.000 espectadores ha comenzado a dibujar el proyecto de un innovador pabellón desde el punto de vista arquitectónico que está llamado a convertirse en emblema del Baskonia para las próximas décadas.

El proyecto está tutelado por las instituciones públicas, tanto en sus compromisos de financiación entre la Diputación alavesa y el Gobierno Vasco, como en el perfilado técnico que concienzudamente han desarrolado los arquitectos forales con una innovadora solución que pasa por sustuir la cúpula por un moderno sistema de anclaje, que convertirá la sede del Baskonia en un pabellón del siglo XXI.

Sin embargo, determinados intereses del sector privado han convertido esta solución, y concretamente la superación de la cúpula del pabellón, en un pretexto en el que se esconden celos y una trifulca de transfondo económico.

El pabellón del futuro, cuyo anteproyecto adelantó DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, va a sufrir un profundo lavado de cara, aunque ha encontrado algunos detractores sin ni siquiera haber visto la luz. La decisión de retirar la característica cúpula que corona la antigua plaza de ganado se ha convertido en el eje de un debate que trasciende los conceptos arquitectónicos y que encierra un conflicto de intereses entre los responsables forales del proyecto y los arquitectos privados a los que el Baskonia encargó la elaboración de un estudio de necesidades y viabilidad.

El germen de toda la controversia que está salpicando a los arquitectos forales radica precisamente en la decisión del club que preside Josean Querejeta de encomendar a un estudio vitoriano, el de los hermanos Sáenz de Gordoa, la elaboración de un estudio, a pesar de que la responsabilidad de liderar la ejecución de esta nueva ampliación del pabellón corresponde a la Diputación, propietaria del recinto y principal encargada de sufragar el gasto de cerca de 30 millones que va a requerir el proceso. Desde el Palacio de la Provincia se asegura que el club tomó esa decisión sin consultar a los responsables forales, afirmación que desde el Baskonia se desmiente. "Es como si un inquilino le encarga a un amigo arquitecto que le haga un proyecto para remodelar el piso en el que vive pero no lo consulta con el propietario antes", ilustraron ayer fuentes forales a este periódico. Desde el inquilino del Buesa, por contra, se asegura que en la Diputación se conocía de antemano su idea de encargar ese estudio a los Saénz de Gordoa.

En realidad, aunque la cúpula se ha utilizado como principal estilete para atacar el proyecto del equipo de arquitectos que dirige el ex diputado foral Julio Herrero, el leit motiv de las quejas que han llegado a la Diputación, y que parten principalmente de los hermanos Saénz de Gordoa y de sus socios, tiene tintes económicos.

iniciativa pública Aunque el Colegio de Arquitectos no se ha pronunciado como tal, varios colegiados alaveses han censurado no ya el diseño inicial con el que se va a acometer la obra, sino el hecho de que haya sido la propia institución pública, en lugar de un estudio privado, la que asuma la responsabilidad de diseñar el proyecto de la remodelación con la que se va a colocar el Buesa Arena entre los pabellones más modernos, con mayor capacidad y mejores prestaciones del Viejo Continente.

La Diputación, como cualquier otra institución, dispone de dos alternativas a la hora de abordar una obra de este calibre. Por un lado, puede acometer el diseño del proyecto por sus propios medios, a través del servicio de Arquitectura; por otro, tiene la opción de sacarla a concurso público. En este caso, y ante la experiencia adquirida durante más de tres décadas de trabajo en esta infraestructura, el Gobierno de Xabier Agirre ha optado por el ahorro.

Al margen del coste global del proyecto -se ha presupuestado en torno a los 29 millones de euros-, la contratación de un arquitecto privado habría supuesto un añadido de en torno a los tres millones. El factor económico, aunque no ha sido el principal, también ha sido uno de los argumentos que han sostenido la decisión final de los rectores forales.

¿Decidió el Baskonia encargar por su cuenta la elaboración del borrador a los arquitectos vitorianos? Desde el servicio de Arquitectura de la Diputación aseguran que sí, mientras que desde el club, aún con la idea de quedar al margen de la polémica, reiteran que había notificación oficial al respecto. El caso es que durante el último año se han llevado a cabo dos proyectos pararelos para la renovación del recinto de Zurbano: el de los hermanos Saénz de Gordoa, a encargo del club, y el del arquitecto foral José Luis Catón, que será finalmente el que se siga durante las obras, cuyo comienzo está previsto para el próximo año. Así al menos lo dejó entrever el teniente de diputado general Claudio Rodríguez ayer, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Diputados: "Si nuestros arquitectos consideran que es la mejor opción, nos atendremos al proyecto que han desarrollado", indicó en referencia a la supresión de la simbólica cobertura del pabellón de Zurbano.

Desde el servicio de Arquitectura de la Diputación se asegura que hasta el pasado mes de diciembre no tuvieron conocimiento del estudio paralelo que estaban liderando los hermanos Saénz de Gordoa. Fue precisamente a través de Carles Buxadé, uno de los en su día colaboradores en el montaje de la ahora polémica cúpula, como se enteraron. Buxadé, que participó en su día, hace tres décadas, en el cálculo de las medidas en calidad de experto en grandes estructuras metálicas, ha sido otro de los que en los últimos días ha cuestionado el proyecto.

Según indican desde la Diputación, el arquitecto catalán se negó a colaborar en el estudio que realizaba el el arquitecto foral José Luis Catón alegando que estaba colaborando con el otro proyecto. De esta forma, los responsables del estudio vitoriano, arquitectos habituales de la familia Iráculis y su cadena hotelera (Hoteles Silken), estaban realizando un estudio que, más allá del precio acordado con el Baskonia -150.000 euros en pagarés que vencen en julio-, parece que no les va a reportar mayores beneficios económicos. He ahí el germen de la refriega que podría incluso acabar con el jefe del servicio foral de Arquitectura, Julio Herrero, y los Saénz de Gordoa en los tribunales.

Al parecer, según han confirmado a este periódico fuentes solventes, los dos arquitectos gasteiztarras profirieron graves acusaciones hacia el director de Arquitectura de la Diputación. Llegaron a hacerlo incluso en público, en un foro como el Colegio de Arquitectos, y por escrito, con un documento en el que, continúan estas fuentes, se "desprecia" el trabajo realizado durante estos meses por Catón.

Entretanto, el plan de ampliación del Buesa Arena sigue su curso. La Diputación ya ha remitido a Bruselas la documentación para contratar la ayuda técnica, con un montante de un millón de euros. A partir de la adjudicación de este último fleco, y en cuanto la Diputación apruebe los plazos, la reforma que incluirá al Buesa Arena en el mapa más selecto de los recintos europeos se convertirá en una realidad.

un multiusos de primer nivel Las líneas maestras del proyecto, adelantadas en su día por este periódico, van encaminadas a convertir el Buesa Arena en uno de los recintos multiusos más completos del continente. Siguiendo la línea de otras grandes infraestructuras de esta índole, como algunos de los pabellones en los que disputan sus partidos algunos de los equipos de la NBA, el recinto dispondrá de un enorme sótano bajo el espacio que ocupa la cancha, lo que permitirá la entrada de camiones y facilitará el montaje, cuando sea necesario, de grandes escenarios. "Hay que apostar por un gran multiusos que nos permita acoger otros espectáculos de relevancia", argumentan desde la Diputación.

El proyecto de reforma de Catón, que atiende a los intereses del Caja Laboral e incluye plazos de obra que tratarán de afectar en la menor medida posible a su calendario competitivo, aboga por la retirada de la cúpula y la creación de un cuarto anillo, con más de 6.000 asientos, para incrementar el aforo del recinto hasta los casi 15.100 espectadores. El equipo foral de arquitectos asegura que se trata de la solución más adecuada. "Ha podido sufrir procesos de oxidación y desde la última reforma (hace 12 años) también ha soportado una carga mayor de la que se proyectó en su origen", aseguran. "Nadie quería quitar la cúpula, y se le ha dado muchas vueltas al tema. La Diputación ha realizado obras durante décadas en esa estructura", añadían estas mismas fuentes. Sin embargo, al final se determinó que era la decisión más adecuada.

Las soluciones técnicas con las que se suplirá la antigua cubierta y se creará una moderna techumbre para el Buesa Arena del futuro incluyen la elevación de las doce torres que custodian la infraestructura. Su altura se incrementará notablemente; de los 24 metros actuales hasta los 42. Estos enormes pilares sostendrán con unos enormes cables el nuevo techo y el anillo superior. Acabarán por convertirse en los nuevos iconos de un pabellón que en breve está destinado a acoger la celebración de una Final Four de la Euroliga.