SEVILLA. La fase regular entra en su momento culminante y el Baskonia se ve obligado a no desfallecer para cumplir sus objetivos. Tras una semana exenta de compromisos donde ha dispuesto por primera vez del tiempo suficiente para ir puliendo defectos y reponer energías, el cuadro vitoriano afronta una compleja salida a Sevilla, donde le aguarda la revelación liguera.

El Cajasol, quinto clasificado y posiblemente el colectivo más rudo e incómodo del torneo a tenor de sus magníficas prestaciones defensivas, constituye uno de los últimos escollos en el camino hacia la segunda plaza. Incapacitado para descabalgar al Barcelona del liderato y con un cómodo colchón sobre el cuarto clasificado, el mano a mano con el Real Madrid en busca del factor cancha hasta una hipotética final promete deparar emociones fuertes.

Si bien existe un enfrentamiento directo a corto plazo que aclarará el entuerto, no es menos cierto que el calendario contempla antes duelos exigentes que no permitirán ni un ápice de relajación. La de San Pablo amenaza con ser una mañana salpicada de dificultades para un conjunto nuevamente diezmado. Entre el agujero interior motivado por las bajas de Eliyahu y Barac y, sobre todo, la robustez acreditada por el anfitrión sevillano, el Caja Laboral deberá exprimirse al máximo para obtener un triunfo de prestigio.

La visita al rocoso Cajasol puede suponer un punto de inflexión para cerciorarse de las opciones alavesas a medio-largo plazo cuando las rampas empiecen a empinarse. Frente a un rival que enarbola la bandera de la defensa para tender trampas tácticas al rival de turno y que se sienta como pez en el agua con guarismos bajos, será imprescindible evitar los altibajos de partidos recientes saldados de manera milagrosa.

Tras varios años de travesía por el desierto, Plaza ha hallado la pócima del éxito con un grupo de jugadores que suple la falta de talento con disciplina, orden y solidaridad. Recetas que le han instalado en la zona noble, si bien cuenta con peligrosas amenazas como Calloway o Savanovic. En espera de que los bases aporten clarividencia, Splitter adquiera el tono físico ideal, San Emeterio mantenga su primoroso estado, y los renqueantes Oleson y Herrmann eleven su nivel, la tropa azulgrana parece condenada a sufrir.