Barakaldo. Al mismo tiempo que el bocinazo final ponía fin a la tensión y el tablero se iluminaba de rojo, Albert Oliver se cubría la cara con su sudada camiseta. Era el gesto de la desolación. Ni los sentidos abrazos de Pancho Jasen y Petar Popovic podían consolarle. El base catalán había tenido en su mano el balón que podía haber llevado el encuentro a la prórroga o, triple mediante, finiquitarlo a favor de Estudiantes. Con 75-73 en el marcador y 13 segundos por disputarse, los colegiales gozaron de la última posesión de una contienda jugada de poder a poder. Buscaron la opción del ex baskonista Chris Lofton, el eléctrico especialista desde la línea de 6,25, pero el Valencia lo tapó bien. El balón llegó a manos de Oliver, pero en el momento más crítico se le escurrió en pleno bote, perdió unos segundos preciosos y se la tuvo que jugar de manera forzada.

Fue un final digno para un choque copero que tuvo más emoción que buen juego. Ninguno de los dos equipos brilló a una altura sideral, pero quizás gracias a esa circunstancia el Bizkaia Arena pudo disfrutar de un partido vibrante entre dos grupos humanos que superan este curso las expectativas estivales. La balanza pudo haberse inclinado hacia cualquier lado, pero al final se volcó para el Valencia, amparado en su acierto en los tiros libres en el tramo final (y en los nervios de acero de Rafa Martínez y Víctor Claver. Estudiantes, que ejemplifica el dicho que reza que la unión hace la fuerza, fue un más que digno adversario, con garra y coraje.

Fueron los de Spahija los que gozaron de las primeras rentas, pero los colegiales no perdieron pie en ningún momento. En la reanudación, los cambios de liderato fueron constantes hasta que el Valencia encadenó un parcial de 9-0 para amenazar con un 55-47, ventaja que fue desactivada con dos triples seguidos de Lofton. El duelo llegó al último cuarto vivito y coleando. Una discutible antideportiva de Gabriel seguida de una técnica al banquillo estudiantil puso por delante a los valencianos, pero a Caner-Medley y a Lofton les quedaba aún algo que decir y pusieron el 70-73 a 1:17 del final. Un triple de Claver y una canasta de Martínez colocaron el 75-73 a 32 segundos del final, un resultado que ya no se movió para desgracia de Oliver y toda la familia estudiantil.