E ra una gélida tarde del 1 de mayo de 2002. Robertas Javtokas, por entonces una de las grandes promesas del baloncesto europeo ataviado con la camiseta del Lietuvos con apenas 23 años, circulaba con su moto Honda CBR1100XX a 140 kilómetros por hora en dirección a Vilnius cuando la fatalidad se cruzó en su destino. Al intentar adelantar a una furgoneta, su conductor le zarandeó de manera fortuita y perdió el control de su máquina con la pésima fortuna de que el pívot lituano impactó violentamente contra un coche que venía de frente.
Pese a su descomunal envergadura o sus más de 120 kilos de peso, Javtokas salió despedido varios metros perdiendo la consciencia. Durante unos minutos dramáticos, los testigos presenciales se temieron lo peor. Trasladado rápidamente a un hospital, fue intervenido quirúrgicamente. Los médicos le salvaron la vida tras varias horas, aunque su carrera como baloncestista estaba seriamente en entredicho. Algunas lesiones en las extremidades parecían irreversibles y corría el riesgo de quedar parapléjico en una silla de ruedas.
La conmoción se extendió por todo el baloncesto báltico. Los Spurs, que acababan de escogerle en el draft, también vieron las orejas al lobo. En esos momentos críticos, sólo hubo una persona que creyó en su recuperación: el propio Javtokas. Con un espíritu de superación a prueba de bombas, se propuso volver. Nada más recuperar la conciencia, su primera frase resultó premonitoria: "Doctor, véndeme que me marcho", le instó. Evidentemente, su deseo se quedó en agua de borrajas. La respuesta del galeno no se hizo esperar. "Sí, lo podrás hacer, pero dentro de un año".
A los dos meses, seis antes de lo esperado por todos, Javtokas comenzaría a andar con muletas, contradiciendo la opinión de su madre Alma. Su hermano mayor Arturas, también jugador de baloncesto, se convirtió en su sombra durante una costosa recuperación. Paso a paso, fue recobrando las viejas sensaciones, tanto en el Lietuvos Rytas como en la selección lituana. Y eso que todavía sufre secuelas. "Un día quise montar en bicicleta. Desafortunadamente, acabó siendo terrible. Fue como una pesadilla", describe Robertas, al que el Baskonia ha realizado un estrecho marcaje con vistas a un hipotético fichaje.
Para corroborar que su percance ya había quedado atrás, Javtokas ha viajado en varias ocasiones a Texas (Estados Unidos) para someterse a otras dos operaciones. "Los médicos me han dicho que, sin mi esfuerzo, habría tenido que dejar mi carrera", asegura. Lo cierto es que este accidente ha supuesto una motivación extra para el actual jugador del Khimki, con pasado en alguno de los clubes más potentes de Europa. No en vano, ha militado en el Panathinaikos y en el Dynamo. Falto de talento pero dotado de un poderío físico espectacular -llegó a hacer un mate en una canasta colocada a 3,65 metros del suelo-, este cinco nacido en Siauliai amenaza con hurgar esta noche en la herida baskonista en la zona.