Santiago de Compostela. Salió indemne el Baskonia de una salida trampa, pero acarició la posibilidad de un ridículo histórico que le habría descabalgado el liderato. Se sintió vencedor antes de tiempo y, con 20 puntos de ventaja, se durmió en los laureles de una manera exagerada. Entre la falta de oxígeno por el cansancio de hombres clave, la alarmante relajación que desató una espiral francamente negativa y el indomable espíritu del Xacobeo, emergieron unos apuros con los que nadie contaba.

Con una rotación más disminuida si cabe por el contratiempo de English, la tropa de Ivanovic arrancó al menos un éxito que refuerza la autoestima y representa la undécima alegría consecutiva de la temporada. Un espaldarazo indudable para un colectivo que precisa compresión y cariño por la tormentosa secuencia de problemas físicos, pero que no son óbice para justificar una caída tan pronunciada como en la que incurrió tras el intermedio. El Multiusos Fontes do Sar, feudo donde habita el matagigantes de la ACB, acogió la llegada del Baskonia con la ilusión de protagonizar una nueva proeza y añadir otra víctima a su nómina de damnificados. Al final, se quedó con la miel en los labios, aunque despidió a sus gladiadores con una atronadora ovación por el destajista esfuerzo para remontar un choque imposible.

En Santiago, el baloncesto se vive con extrema pasión. Las casi dos décadas de vacío se han hecho eternas y la sentencia judicial que le ha devuelto a la élite ha desencadenado una riada de ilusión que los vitorianos se encargaron de sufrir en su carnes. En medio de ese ambiente hostil, el forastero azulgrana se manejó con solvencia hasta que la gasolina se le acabó sorpresivamente en el minuto 23. Hasta ese momento, tejió una dictadura espectacular y empequeñeció al Xacobeo, cuya gélida puesta en escena había alimentado unas remotas opciones de triunfo que empezarían a evaporarse en la recta final del primer cuarto. Ese seco latigazo azulgrana amenazó con reventar las aspiraciones gallegas en un santiamén. Con un parcial de 0-13, sellado gracias al incesante bombardeo exterior, el cuadro santiagués se topó con la cruda realidad (18-32). Mientras jugadores, técnicos y aficionados locales se perdían en estériles protestas al trío arbitral, el Caja Laboral no malgastaba el tiempo.

Como el tiburón hambriento capaz de devorar cualquier presa, aderezado eso sí de algunas lagunas defensivas que permitieron a un desatado Terry vivir su momento de gloria, el Caja Laboral se lanzó a la yugular local. El conjunto de Segura cavó su fosa aceptando el intercambio de golpes. Ahí el forastero pegó más duro. La irrupción de Teletovic y Oleson, al que Ivanovic pudo rodar gracias a la baja de última hora de English por culpa de una gastroenteritis, representó otro colchón de seguridad para los alaveses ante la zona local. bajón inesperado Nadie imaginaba una transmutación semejante en los dos bandos. Una canasta más adicional de San Emeterio elevó la renta hasta la veintena de puntos y parecía cimentar el despegue definitivo (38-58). El equipo compostelano oponía ganas, casta y poco más hasta que el Baskonia le dio vida. Apeló a la épica, apretó las tuercas defensivas y fió la suerte de la reacción a la ruleta rusa del triple.

El Caja Laboral, en cambio, decidió economizar esfuerzos y vivir de las rentas. Ese carácter conservador le privó de hacer más brecha en el marcador. De ahí que tuviese que soportar de manera increíble un último arreón gallego. Acomodado, privado de instinto asesino, incurriendo en pérdidas absurdas y sufriendo la sangría de Jackson en la zona, se condenó a unos apuros finales innecesarios. Los tiros exteriores también dejaron de entrar y el Xacobeo, completamente desmelenado, recuperó la delantera (74-73) tras un robo de Stanic. En medio de una asfixiante temperatura ambiental, cuando ya todo parecía perdido, emergió Ribas. Gracias a un triple angulado, y a renglón seguido mediante un providencial robo de balón y una asistencia a San Emeterio, el catalán apaciguó los ánimos. El Baskonia salvaba los muebles, pero el miedo todavía perdura en el cuerpo.

Las claves

Apagón letal.

El espíritu local.

El temple de Ribas.

Fuentes, AdriánVasileiadis, K.Aguilar, Juan A.Bulfoni, JavierManzano, HéctorDjedovic, NihadHettsheimeir,RStanic, MaxiHiggins, MikeSánchez, A.Terry, ReyshawnJackson, MarcSegura, CurroRibas, PauSingletary, SeanHuertas, M.Eliyahu, LiorTeletovic, M.San EmeterioOleson, BradBuesa, MartínHerrmann, W.Ivanovic, Dusko