según las estadísticas, es el sexto mejor reboteador de la ACB. Un dato irrelevante de no ser porque únicamente mide 1,98 metros y sólo figuran por delante de él gigantes como Batista, Splitter o Moss. Los increíbles muelles de Tariq Kirksay, uno de los principales reclamos de este Cajasol en clara línea ascendente, le convierten en el exterior más productivo de toda la competición en cuanto a la faceta reboteadora.
Con más de siete capturas de media por encuentro, una barbaridad, su servicio en este apartado resulta impagable para sus entrenadores, que anhelan piezas de su estirpe para ocupar un puesto en peligro de extinción como es el de alero alto. Sus limitaciones en el tiro exterior son suplidas con otras virtudes que escasean en la mayoría de los jugadores.
Nacido hace 30 años en el barrio neoyorquino del Bronx pero con la vitola de comunitario FIBA gracias a su nacionalidad francesa, Kirksay se ha erigido en una de las sensaciones del actual curso liguero. Más concretamente, su impresionante capacidad atlética para volar por encima del aro que minimiza su falta de centímetros.
Inconfundible para el público en general por esa cinta que rodea su cabeza, Kirksay se convirtió en el verano en una petición expresa de Joan Plaza. El técnico catalán conocía sobradamente sus cualidades tras sufrirle en la ULEB Cup de hace unas temporadas cuando él dirigía al Real Madrid y el alero militaba en el Unics Kazan. Su apuesta para reforzar el perímetro del equipo andaluz ha resultado, a la postre, un indudable éxito. Porque Kirksay, el clásico jugador fibroso, ágil, elástico y eminentemente físico que produce hoy en día el devaluado baloncesto galo, vive en la actualidad sus momentos más álgidos como profesional de la canasta. Se formó deportiva y académicamente en Estados Unidos, aunque siempre se le resistió el salto a la NBA. A lo sumo, fue elegido en los drafts de varias ligas comerciales americanas antes de encontrar acomodo en Europa.
La mayoría de su carrera se ha desarrollado en Francia -allí fue subcampeón hasta en tres ocasiones de la ProA ataviado con la camiseta del Sluc Nancy-, si bien también ha protagonizado algunas experiencias exóticas en México, Argentina o Venezuela. Tras varias incursiones con su selección en diferentes competiciones internacionales, el Cajasol le dio el pasado verano la oportunidad de triunfar en la ACB. Tanto a nivel personal como colectivo, lo está consiguiendo con creces. En un escenario inmejorable como el Buesa Arena, hoy pasará una prueba de altura.