Vitoria. Cinco meses después de convertirse en uno de los fichajes estrella del verano en toda la ACB, parece que al fín el nombre de Walter Herrmann va a empezar a relacionarse únicamente con su trabajo sobre la cancha embutido en la elástica baskonista. Recuperado ya de la lesión en la rodilla que le ha amargado la existencia desde que inició su trabajo de pretemporada, el alero puso ayer fecha para su debut como jugador del Caja Laboral. En principio, y salvo indeseada recaída, Herrmann disputará sus primeros minutos el próximo 16 de diciembre en el partido de Euroliga que enfrentará al conjunto vitoriano con el Union Olimpia. Será, además, en el Buesa Arena, ante un público que hasta ahora sólo ha tenido oportunidad de contemplarle sentado como un espectador más.

De hecho, el jugador argentino debería incorporarse a la disciplina de trabajo del equipo la próxima semana. El problema es que el exterior no dispondrá de más compañeros con los que trabajar, pues la escuadra de Dusko Ivanovic afronta dentro unos días una asfixiante semana de competición. Primero, con el determinante duelo europeo frente al Maccabi el jueves 10 de diciembre en Tel Aviv, para verse las caras con el DKV Joventut sólo dos días más tarde en Badalona, a donde se desplazarán directamente desde la ciudad israelí.

Por eso, Herrmann seguirá ejercitándose en solitario junto al preparador físico Oskar Bilbao para que su bursitis quede definitivamente en un mal recuerdo. "Tengo muchas ganas de empezar pero tampoco quiero apurarme, prefiero tomarlo con tiempo para ver cómo responde la rodilla. Cuando el equipo regrese de Badalona me incoporaré al trabajo y, si todo va como tiene que ir, estaré disponible para el partido contra el Union Olimpia", anticipó ayer el alero nacido en Venado Tuerto, que parece haberse tomado con filosofía este paréntesis físico entre su adiós a la NBA y su regreso a la liga nacional.

"Después de la operación me quedé mucho más tranquilo. Antes sentía que el dolor estaba ahí en la rodilla, pero no aparecía en ninguna de las pruebas que me hacían. No sabíamos lo que tenía y era bastante frustrante", recordó un risueño Herrmann, que todavía dispondrá de un periodo de cierta tranquilidad antes de incorporarse a la disciplina de trabajo del entrenador montenegrino.

De cualquier forma, en un equipo necesitado de nuevos efectivos, la puesta de largo como azulgrana del antiguo jugador de los Detroit Pistons aporta un haz de luz en la oscuridad que se cierne sobre el Buesa Arena por culpa de las dudas que genera el cuadro vitoriano. Unas dudas que Herrmann considera, en cierta medida, demasiado alarmistas. "Yo no miro cómo juega el equipo, yo miro el resultado, y si se gana es porque se ha jugado bien. Hay partidos en los que no se puede jugar como le gusta a la gente porque los rivales te hacen jugar mal. Además, aunque no son excusa, las bajas son algo a tener muy en cuenta", razonó el jugador antes de retomar su trabajo en el pabellón de Betoño, donde dentro de dos semanas debutará como baskonista.