vitoria. Pasan los años, los técnicos y los jugadores, pero Splitter siempre permanece en su sitio, como una estatua erigida constantemente en medio del Buesa Arena para resaltar a todos los visitantes a quién rinde pleitesía la afición baskonista. Partido tras partido, mientras unos alternan noches de éxtasis con tardes para olvidar, el pívot brasileño siempre mantiene su constante de calidad a un ritmo y nivel que la mayor parte de los baloncestistas del momento envidian desde la distancia.
Ayer, sus rivales en la zona sufrieron la desdicha de verse las caras con O Rei, y echando un simple vistazo a las estadísticas de los postes del Lottomatica de Roma cualquiera puede hacerse a la idea del desbordante dominio que Tiago Splitter -ayudado, esta vez sí, por Mirza Teletovic- mantuvo bajo el aro. De hecho, entre cuatro jugadores interiores del Lottomatica -Hutson, Toure, Crosariol y Tonolli- no acumulan ni la mitad de valoración que los 20 puntos logrados por el propio Splitter.
Casi sin despeinarse, el cinco nacido en Joinville finalizó el encuentro como máximo reboteador con ocho capturas -siete en defensa y solo una en ataque- además de enlazar tres asistencias, recibir cuatro faltas -las mismas que cometió- y marcharse a la ducha como segundo mejor anotador de este primer partido de vuelta en la Euroliga con 15 puntos, sólo superado por los 17 de su compañero bosnio.
Sin embargo, casi más importante que sus propios números, la estadística no representada en la que a buen seguro figuraría en la primera posición es en la intimidación bajo el aro. Sus rivales le temen en ataque y le respetan en defensa, algunos llegando incluso a la desesperación. Como muestra, en un lance del choque ante la endeble escuadra dirigida por Nando Gentile, el poste italiano Andre Crosariol provocó que, durante unos segundos, a todo el pabellón de Betoño se le encogiera el corazón al contemplar a Splitter tirado en el suelo mientras se llevaba la mano al hombro con evidentes gestos de dolor.
Afortunadamente para él, y para el propio Caja Laboral, se recuperó y, en principio, todo quedó en nada. Pero, incluso lastrado por un hombro izquierdo que ya le ha causado algún contratiempo en el pasado, el poste carioca empequeñeció hasta el ridículo el juego bajo el aro del Lottomatica romano, y pudo abandonar el pabellón de Betoño satisfecho de su actuación, salvo un pequeño detalle que Splitter lamentó al final del partido: las faltas poco rigurosas que le pitaron los colegiados. "Igual no me vuelvo a afeitar", ironizó antes de subrayar que él, como capitán, se encarga de trabajar "la parte anímica" del vestuario para que el equipo "no se viniera abajo después de perder los últimos partidos". Sin tiempo para descansar, el pívot de Brasil tendrá el domingo ante Estudiantes una nueva oportunidad de brillar como nos tiene acostumbrados.