A veces en el mundo del deporte existen las incongruencias y es que aunque los nuevos proyectos requieran paciencia, la exigencia del baloncesto profesional no suele dar tiempo a esperas, ya que los resultados son los que tienden a mandar para que un apuesta se mantenga en el tiempo o no.

En esa tesitura, rara vez está el club que tiende a aguardar cuando de primeras vienen mal dadas, pero esa misma paciencia es la clave para darle la vuelta a la situación. Y ese es el claro ejemplo de lo que le ha sucedido al Araski en esta primera vuelta de la competición, donde el equipo de Madelén Urieta hizo una auténtica revolución en verano y luego comenzó con hasta cinco derrotas consecutivas que hicieron saltar todas las alarmas.

Una situación que puso contra las cuerdas al conjunto alavés y que vivió una auténtica final en su visita a tierras gallegas ante el Celta, equipo que tampoco tenía por aquel entonces ninguna victoria. Una situación que preocupaba, y mucho, en el entorno, pero al mismo tiempo, desde el club y la propia Madelén Urieta reafirmaban que eran un gran grupo tanto a nivel deportivo como personal y que acabarían saliendo del bache.

Tras 5 derrotas, 3 victorias

Es más, gracias a ese segundo factor, es decir, al hecho de que el equipo tiene una gran relación y conexión entre sí, fue la clave para que el equipo nunca bajara los brazos y creyeran en sí mismas. Y a pesar de la presión, las vitorianas cosecharon una gran primera victoria que empezó a dar alas. Es más, las siguientes dos jornadas se contaron por triunfos, primero estrenándose en casa ante los araskizales y doblegando al Islas Canarias para luego vencer en tierras catalanas al Girona. Estos tres encuentros, más allá de alejar al equipo de los puestos de descenso, hicieron soñar a las vitorianas con un hipotético billete para la Copa de la Reina.

Sin embargo, la dificultad era máxima y ya había que hacer casi un camino perfecto para poder estar en el torneo del KO, algo que finalmente no sucedió y es que a partir de ahí se ha vivido con cierta irregularidad. También es cierto que ha habido salidas de dificultad como la del Valencia, donde el equipo salió corneado, y la visita al Perfumerías Avenida.

Aunque la Copa ya no era una opción, el equipo no se vino abajo y en esta última jornada, las vitorianas sacaron ese carácter que tanto les identifica para lograr una gran victoria sobre la bocina ante el Cadi La Seu con un triple de Gretter. Es más, la argentina ha sido clave para el despertar del propio Araski. A medida que la base se ha ido asentando en el equipo, el Araski ha ido mejorando, ya que no solo a nivel individual ha mejorado Gretter, sino que ha hecho funcionar mucho mejor al equipo. Su compañera en la posición, Marta Hermida, ha sufrido prácticamente el mismo proceso que la argentina, es decir, esa aclimatación a un equipo que ha ido ajustando poco a poco esos nuevos mimbres. Cuando a principio de la temporada, el equipo quizá notaba la ausencia de Gretter cuando descansaba, ahora es todo lo contrario, el buen hacer de la madrileña ha hecho que el equipo pueda mantener regularidad a lo largo de los 40 minutos. Además, la base-escolta también ha deleitado a los araskizales con grandes actuaciones individuales y auténticos festivales anotadores.

En el baloncesto, las teóricas titulares tienden a ocupar las portadas, pero qué importante es esa sexta jugadora que nunca resta y siempre aporta. Algo que sucede con Laura Aliaga, quien desde un primer momento se acopló a las mil maravillas a ese rol y es una jugadora que lo que hace, lo ejecuta bien. Incluso por momentos ha sido capaz de echarse el equipo a la espalda para dar la victoria a su equipo ante el Bembibre con sus triples, 5 de 6.

En el apartado exterior, tampoco se puede obviar a Alarcón quien pagó en exceso su lesión a comienzo de temporada y que con su regreso el equipo recuperó un gran pulmón. Si se habla de adaptaciones, lógicamente, las que más están pagando ese peaje, son tanto Hill como Brewer. En especial la pívot, que le está costando más, pero aún así su futuro tiene pinta de ser prometedor, algo que confirmó su compañera Tamara Seda en este periódico en una entrevista. Prueba de ello es su penúltima actuación siendo la MVP de su equipo en Salamanca. Por su parte, Hill, con más acierto o menos, siempre impregna esa intensidad necesaria con su físico y velocidad.

Quedar en la zona de nadie

Todas estas piezas aún continúan acoplándose y en teoría el Araski da la impresión de que va de menos a más y que esta segunda vuelta bien podría ser positiva para el club y dar alegrías a los aficionados con una posible clasificación para los playoffs. Ahora bien, queda por ver si esas sensaciones se plasman y de verdad se va a más o por el contrario se vivirá con cierta irregularidad de resultados, como hasta ahora.

Y es que también se corre el peligro de quedarse en tierra de nadie, donde está el equipo ahora mismo, con 6 victorias y sacando 3 al descenso y estando a 2 de la octava posición. Una situación siempre peligrosa que podría hacer que el equipo se dejara llevar al no haber ni peligro por detrás ni sueños por delante. Lo que está claro, es que el Araski avanza poco a poco sin pausa, pero sin prisa para lograr el objetivo real que es la salvación para luego soñar con cotas mayores.