El pasado 21 de marzo hizo un año desde que Cristina Gavan abrió las puertas de su nuevo negocio en Vitoria. Con la incertidumbre de qué pasaría en plena pandemia, el comienzo no fue fácil. Pero tan solo un año después, el balance es más que positivo.

Con la agenda llena y clientas nuevas todos los días, Cristina realiza a diario verdaderas obras de arte, una diferente para cada persona que entra en su tienda.

Esta profesional del nail art se consolida a pasos agigantados en la capital alavesa, con un negocio al que acude mucha gente "gracias al boca a boca, que funciona muy bien en Vitoria", explica la propia Cristina. Y ella misma lleva su arte en sus manos, que cambia cada dos semanas con nuevos colores y tendencias.

Art Nails Studio es su pequeño negocio situado en la calle semipeatonal Senda de los Canónigos del barrio de Aranbizkarra que crece como la espuma.

Desde que abre a las diez de la mañana, tiene la agenda llena hasta las ocho de la tarde. Incluso reconoce que antes de las vacaciones como Semana Santa y San Prudencio tiene que ampliar el horario porque "el trabajo aumenta considerablemente, todas quieren irse de vacaciones con las uñas arregladas, tanto de pies como de manos".

Pero al trabajar con cita previa (945 710 213 - 656 927 473), tiene todo muy organizado. "Acabo de recibir los colores más atrevidos de la nueva temporada primavera-verano, y la gente ya se está animando a probarlos. La paleta de colores en este sector es inmensa", explica Cristina, muy agradecida por la gran acogida que está teniendo, "algo muy gratificante".

Nail art, el arte que mueve millones

El nail art o mercado de las uñas se expande en la capital alavesa y se está consolidando a pasos agigantados. El boom de la manicura ya es una realidad en Vitoria, una industria que mueve miles de millones de euros a nivel mundial.

Cristina lleva formándose en el sector de la manicura y pedicura desde 2006, con un parón para los estudios universitarios. "Fue en el confinamiento, cuando no había nada que hacer, cuando me animé a retomar la formación a través de cursos online", recuerda esta profesional.

Todos los días recibe clientas nuevas en su tienda que se acercan a preguntar o que les han recomendado una amiga o un familiar. "Tengo público de lo más variado, desde niñas que vienen con sus madres, hasta jóvenes de 12 o 14 años, chicas de 18, y señoras mayores de más de 80 años que vienen todas las semanas a hacerse la manicura".

Reconoce que ha tenido mucha suerte con la zona donde se ha instalado, la mayoría de sus clientas son del barrio.

Desde 45 minutos a más de dos horas

Cristina aconseja y tiene un trato muy personalizado con cada persona que entra en la tienda, y eso se nota en su agenda, sin huecos libres en días.

"A todas no les quedan igual los colores, depende del tipo y del color de la piel. Muchas viene con fotos en el teléfono móvil de manicuras que han visto y les han gustado, pero luego aquí en la tienda vemos a ver qué tal quedan los colores".

Quieres hacerte la manicura pero ¿qué tipo escoger? Desde el esmalte tradicional y manicuras semi o permanentes hasta uñas de gel (con un esmalte especial que se aplica sobre la uña y se endurece con la luz ultravioleta) o uñas acrílicas (extensiones que se ponen sobre la uña y tú puedes escoger la longitud que quieras).

Las posibilidades son muy variadas, igual que las clientas que le consultan a Cristina Gavan. Sin olvidar todas las decoraciones que se pueden hacer sobre las uñas (corazones, piedritas, y un largo etcétera). Como mínimo, con cada clienta suele estar unos 45 minutos, pero depende del tratamiento, que puede incluso alargarse más de dos horas.

"Cada persona es muy diferente, y necesita saber qué es lo que más le conviene". Cada vez más gente también se está animando a probar los tratamientos de parafina, indicados para aportar una hidratación intensa a las capas profundas de la piel con propiedades que hidratan, nutren y dan luminosidad a la piel.

Precios asequibles y clientas semanales

La cultura de la estética femenina y el cuidado de las uñas cada vez se consolida más y ya se ha convertido en una actividad tan cotidiana como ir a la peluquería o depilarse.

Con unos precios de lo más variados y asequibles (al final depende de lo que cada cliente se quiera gastar en el cuidado y estética de sus uñas), estos negocios de barrio se consolidan en la capital alavesa con una clientela fiel y que repite cada semana o cada mes.

Con continuas aperturas de estos pequeños establecimientos, todo parece apuntar a que se trata de un modelo de negocio que ha llegado para quedarse en la capital alavesa.

Cristina lo tiene claro: "Que abran más negocios es bueno para el sector, cada cliente al final es el que decide a dónde acudir porque en cada tienda le vamos a ofrecer un servicio diferente".