a hostelería alavesa sigue intentando restaurar el impacto de la crisis del coronavirus en sus negocios. Sus fogones como dicen continúan, por lo general, estando a medio gas, puesto que su facturación sigue sin ser la que era antes de la pandemia porque, como lamentan los establecimientos asociados a Gasteiz On consultados por este periódico, "las restricciones siguen", aunque algunas de ellas se hayan flexibilizado desde la penúltima reunión del LABI (la mesa vasca de gestión de la crisis sanitaria), como la de ampliar el horario de cierre o el número de comensales que se pueden sentar en torno hasta una mesa, cuando pasaron de cuatro a seis.

"La situación no ha mejorado mucho, la verdad. Al final las restricciones siguen estando ahí, por mucho que la última vez dejaran abrir hasta las 2.00 horas y demás. La gente ahora se ha acostumbrado a cenar antes e irse. No hay ni mucho volumen de gente, ni rotación. No es lo mismo. Para nada", resume el gerente de La Pepita Burger Bar, ubicada en Madre Vedruna (Vitoria), Jorge Carballo.

Una muestra de ello son los horarios de las reservas que tienen para cenar un sábado. "Si antes de la pandemia era normal reservar una mesa a las 21.30 o 22.00 horas un sábado, ahora te la pueden reservar a las 20.30 horas, pero, por ejemplo, esas reservas que había a las 23.00 horas o a las 22.30 horas, ya no las hay o son muy poquitas. La gente se ha acostumbrado a cenar mucho antes. Además, antes era imposible si ibas sin reserva un sábado, pero ahora puedes ir a última hora y comer y cenar", detalla.

Lo que sí que han tenido son más peticiones para poder sentarse seis personas en torno a una mesa. "Eso sí que hemos notado, pero tampoco es que sea una exageración. Por ejemplo, todo el tema de cuadrillas ya no vienen. Esos pedidos grandes que nos hacen son casi todos para llevar a casa", explica.

Y cuando se animan a venir seis personas para juntarse en torno a una mesa, suelen ser familias, "porque ese más bien es el perfil de nuestro local".

A domicilio En la actualidad, siguen teniendo demanda de pedidos a domicilio, pero ya no son tantos como los que tenían durante el confinamiento más estricto. Pese a ello, sigue el miedo metido "de que entrar a un local no es un entorno seguro. Basta con ver cualquier medio de comunicación para darse cuenta de que desde hace año y medio, la primera noticia sigue siendo el coronavirus. Y al final eso lo incorporas en tu día a día", agrega el gerente de La Pepita, que dice no haber tenido excesivo miedo a posibles nuevas restricciones del último LABI. "Como mucho, nos podían bajar el número de comensales o bajar un par de horarios el horario de cierre. Sí que nos iba a afectar, pero a día de hoy no tanto, por eso de que se adelantan las cenas. A los que más daño les podía hacer, sobre todo, era a los bares o pubs, donde se toma una copa la gente", argumenta.

Para paliar la situación generada por el covid, sí que su establecimiento ha recibido ayudas, "aunque su cantidad es un poco ridícula, de 6.000 euros, cuando las pérdidas mensuales eran terribles. Lo que sí nos ayudaron muchísimo fueron los ERTE, que hicieron que muchos locales no cerraran, pero ganancias en año y medio las mínimas, pero restricciones y estar todo el día pendiente, eso seguro".

Pese a ello, el gerente de La Pepita subraya que "lo primero ante todo, "es la salud pública, y que si tienen que tomar restricciones, se acatan, pero después yo sí que creo que habría que echar una mano al sector, tanto a nosotros, como el ocio nocturno, agencias de viaje... Aunque el modo de cómo hacerlo se me escapa. Esperamos que esto se acabe de una vez. Que es lo queremos todos", desea Carballo.

En pleno Casco Viejo de la capital alavesa se ubica el Bar-Restaurante Erkiaga, de la calle Herrería 38, ganador en 2014 del oro en la Semana del Pintxo de Álava como bien exhibe una txapela colgada en una de sus paredes. Según comenta su gerente y cocinera, Yosune Menéndez, "trabajando con restricciones y con normativas impuestas por los políticos, la situación sigue estando mal, porque sin poder llegar a trabajar al 100%, no podemos salvar nuestros negocios con dignidad".

PENDIENTES DEL CIELO Respecto a si mejoró su facturación, cuando se amplió el número de comensales de cuatro a seis, declara que "fue similar". Y preguntada sobre cómo están las reservas para este sábado, precisa que lo normal es que empiecen a hacerse a finales de semana, "porque la gente suele esperar también a última hora a ver qué tiempo va a hacer porque éste cambia de un día para otro. Pero me imagino, que como siempre, llenaremos el restaurante porque nosotros no hemos notado tanto el bajón de reservas".

En su establecimiento no percibieron más demanda, cuando se pudo ampliar el número máximo de comensales por mesa, "pero donde sí que veremos la mejoría es cuando nos permitan abrir las barras, para que los clientes puedan consumir allí".

En cuanto al horario de cierre, actualmente limitado hasta las 2.00 horas, "tampoco nos afecta porque a esas horas nosotros no solemos tener abierto, pero sí que me solidarizo en ese sentido con la hostelería dedicada a la noche".

Y, como matiza Menéndez, "lo que sí que notamos es que se ha metido a la gente mucho miedo a entrar dentro de locales y eso implica que tengamos menos clientela por señalarnos a nosotros como los culpables, como foco de infección".

En relación a medidas que ayuden a paliar la situación de la hostelería, insiste en la necesidad de que no se culpe a la hostelería, "nos deberían de dejar trabajar como antes de la pandemia. Sería la solución para todos los negocios porque así no se puede trabajar".

"En el punto de mira Que deje por fin la hostelería de estar en el punto de mira es algo que también desea Patricia Galdos, gerente del Dolomiti, el restaurante-pizzería famoso por sus recetas italianas y guisos alaveses. "la sensación que tenemos todos es la de haber sido conejillos de indias".

La situación actual de su negocio, como la define, es la de "exprimir" los horarios permitidos. "Ahora mismo estamos dando servicio de comidas y de cenas todos los días, excepto domingo noche y lunes que cerramos, y en vez de poner nosotros el horario de cenas en fines de semana, estamos dejando que el cliente ponga el horario para adaptarnos, en vez de los dos turnos, de 20.15 y 22.15 horas, como hacíamos antes, teniendo en cuenta que las mesas también han bajado bastante, es demasiado pedir. Ahora las empezamos a las 20.00-20.15 horas y si alguien prefieren venir a las 22.15 horas, sin problema".

Aunque si hay una costumbre que el fin del toque de queda no logró quitar en la sociedad, es la de preferir seguir adelantando el horario de cenas, como destaca su gerente que, al igual que los otros restaurantes, también se percató de cómo empezó a hacer el suyo más caja en cuanto el número de comensales se amplió de cuatro a seis por mesa, "y desde este fin de semana cogemos apoyo ya porque vemos que es necesario ir ampliando la plantilla porque se notan, por ejemplo, las vacaciones escolares".

Lo que sí que ha bajado algo son sus pedidos a domicilio, desde que está permitido el consumo en local, "aunque seguimos teniendo bastante demanda. Ese servicio fue lo que nos salvó para no estar cerrados al 100%". Y otro gran cambio que no ha pasado desapercibido para Galdos es que "nos empiezan a encargar ya asados. Ahora hay otra alegría. Otra sensación".

"No se puede salvar nuestros negocios con dignidad, sin poder trabajar al 100%"

Bar-Restaurante Erkiaga

"Llevo año y medio sin poder abrir el Gallofa porque no tiene sentido con las restricciones"

Gerente del Gallofa y Manduca

"Desde este fin de semana cogemos refuerzo de plantilla. Vemos que es necesario"

Gerente del Dolomiti

"Antes del coronavirus venir un sábado a este local sin reserva era impensable"

Gerente de La Pepita Burger Bar

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Es el número máximo de personas que se pueden sentar en la mesa de una terraza o en la mesa de un restaurante.