La respuesta a si una tienda de barrio puede sobrevivir a fin de mes e incluso al paso de los siglos la tiene Katxarritos Jáuregui, un comercio especializado en menaje de cocina y artículos de hogar ubicado en la Cuesta, como se conoce popularmente a la vitoriana calle de San Francisco, gracias a la fidelidad de su clientela y a su esfuerzo por reinventarse. De ello dan cuenta sus 114 años de vida comercial, que se dicen pronto, desde que abriera sus puertas en 1907.

El visionario de este negocio fue Juan Fernández de Jáuregi, natural de Betoño, que aprovechó para poner allí a la venta los utensilios de barro que sus familiares de Ullibarri-Gamboa elaboraban de forma artesanal, como recuerda su nieta, Marta Estíbaliz Fernández de Jáuregui, la tercera generación en regentar este negocio gasteiztarra.

"Al final, lo mamas"

En su caso, lo hace desde 1996-1997, "porque al final lo mamas, aunque también me gustaba". Y aunque siguen vendiendo los productos de barro, ahora no son el producto estrella "ni mucho menos". La 'culpa' de ello la tienen las placas de inducción, "porque estas cazuelas de barro no valen para ellas, pero si les pones este difusor de calor, sí", aconseja Fernández de Jáuregui, como buena asesora comercial.

En general, como dice, lo que más se vende ahora es el menaje y, sobre todo, esos artículos que se van "deteriorando" en el día a día. Un clásico entre los clásicos, como ilustra entre risas, es el de las sartenes, tras la cara de terror que se le queda al cocinero de turno "cuando ve que la tortilla de patata se le ha pegado".

Y si algo tampoco falta en esta tienda es que sus 'katxarritos' estén al día en las últimas tendencias: "Ahora, por ejemplo, hay mucha demanda de productos ecofriendly. La gente pregunta hasta por su tipo de plástico y si cumple la normativa".

No en vano, la renovación de productos es otra de las señas de este negocio. "Antes de la pandemia íbamos mucho a ferias, como las de Milán (Italia) y Fráncfort (Alemania), para estar al día de todo", añade.

Apoyo para su web

Además, su comercio de proximidad también está presente en redes sociales y tiene página web propia, "con la que llegamos a clientes hasta de Madrid, aunque yo la uso más bien como escaparate", aclara. La han puesto en marcha gracias al apoyo de Gasteiz On, la plataforma de comercio urbano de Vitoria de la que es socia, y de la Cámara de Comercio de Álava, la cual "nos ha asesorado muy bien para que no nos suponga un gasto extra si la externalizamos", apunta esta mujer, quien preguntada sobre cuáles son los secretos que hacen que su tienda siga en pie, responde que buena parte reside en "volcarse en este trabajo y eso se nota. Es sacrificado y solo me puedo coger 15 días seguidos de vacaciones, pero el tiempo pasa volando si haces algo que te gusta", añade.

Otra de sus claves es la calidad de su producto, "porque si no el cliente, no vuelve. Siempre hemos querido destacar por eso, pero también por que ésta sea a buenos precios". De esta manera, consigue la fidelidad de sus clientes, tanto antiguos como jóvenes, llegados de todos los barrios. Si bien, los que no peinan canas, "son los que más consumen, porque son los que necesitan equipar su casa. Es muy bonito cuando te dicen que vienen recomendados por sus familiares. La verdad es que gusta que la gente salga contenta".

Atención al cliente

Y como no podía ser menos en una tienda de barrio, otro de los puntos fuertes de Katxarritos es su servicio de atención al cliente: "El otro día vino a mujer a decirme que estuvo media hora en una gran superficie intentando que una dependienta le hiciera caso para comprarse unas cucharitas de café y otro cliente, que la vio desesperada, la recomendó venir a mi tienda", ejemplifica.

En 2020, el establecimiento Katxarritos, en pleno confinamiento, tuvo que cerrar temporalmente por no ser un "sector esencial", pero la pandemia también le trajo alguna ventaja. "Se empezó a valorar más al comercio local y ahora tenemos a clientes nuevos entre todos los que empezaron a interesarse por la cocina", resalta.