El obispo de Vitoria ha presidido este jueves la celebración de las bodas de plata y oro de 11 sacerdotes alaveses. La Catedral de María Inmaculada ha reunido para la cita a una gran parte de los curas de Álava, a las familias de los sacerdotes que cumplen 25 y 50 años al frente de su ministerio y a ciudadanos que han llenado el templo con el aforo controlado y respetando las medidas sanitarias vigentes, según ha compartido al diócesis.

En su discurso, Juan Carlos Elizalde ha felicitado a estos sacerdotes por su aniversario. Dirigiéndose a ellos les ha recordado que “hace 25 y 50 años fuisteis elegidos para ser rostro de la misericordia de Dios a todos los hombres y mujeres a vuestro alrededor”.

En sus primeras palabras, Elizalde ha subrayado la importancia de no excluir a nadie en la Iglesia alavesa. “En esta fiesta sacerdotal nos interesa pedir luz para vivir sinodalmente nuestro ministerio sacerdotal, cada uno según su función, sin exclusiones, pues no hay un modelo sacerdotal único y monolítico”, ha explicado.

Asimismo, ha añadido que “en nuestra Diócesis hay muchos estilos sacerdotales muy diferentes, por lo que debemos alegrarnos de saber conjugar la unidad dentro de la diversidad que tenemos”.

Pandemia

Además ha recordado que “en este tiempo de especial necesidad por la crisis económica, social y moral de la pandemia, no debemos ahorrarnos nada, pues si lo nuclear es el anuncio del Evangelio, solo entonces la Iglesia tiene sentido y podrá dar respuesta también a esos temas”.

En esta linea les ha animado a “despertarse para lo esencial, para lo prioritario, sin reparar en el precio”. El futuro, ha dicho, “ha de ser diferente”, para lo que “podéis contar con mi paternal consejo y con mi colaboración absoluta para trabajar juntos con el fin de encontrarnos más a menudo”.

Esperanza

El Obispo de Vitoria ha finalizado refiriéndose a la esperanza: “Somos herederos de la espiritualidad sacerdotal de Vitoria que produjo frutos como el Beato Pedro de Asúa”. Aludiendo a que “la mayoría de las vocaciones sacerdotales del Seminario no son de nuestras parroquias, ni de esta tierra, ni siquiera de este continente” ha recordado que “los sacerdotes que se están ordenando ya son para siempre de esta Diócesis”.

Por ello, ha advertido que “nos jugamos la vida en la pastoral juvenil parroquial, en el acompañamiento vocacional, en las nuevas propuestas a las familias y en la pastoral de promoción y de conversión desde todas las instancias eclesiales para lo que es vital emplearse a fondo en estas prioridades, saliendo del mero mantenimiento para ir hacia una renovación y remodelación de la diócesis”.