ieles de fechos, vocales y presidentas de juntas administrativas de Álava han descubierto sus fortalezas como gobernantas de la mano de Laiaeskola y la coach Maru Sarasola, que ha puesto a su disposición las herramientas necesarias para que no les dé miedo ejercer de líderes en sus pueblos. Y es que, a pesar de sus dos legislaturas al frente del concejo de Ilarduia, Maite Sáez de Maturana sigue pensando que "a los hombres, les cuesta aceptar lo que dice una mujer, a los mayores y a los jóvenes", lamenta.

Los talleres de liderazgo han sido una "bomba" para Ainhoa Fernández, vocal de la junta de Ondategi. "Todo lo que nos ha transmitido, a mí, al menos, me sirve, y no solo para la labor pública, también para mi vida laboral y familiar", enfatiza. Las participantes han aprendido atener seguridad en sí mismas, perder los miedos al qué dirán opensarán los demásy a nosentirse inferiores a sus compañeros por el simple hecho de ser mujeres. "También a conocernosmejor a nosotras mismas y nuestros puntos fuertes", apunta Iratxe Parro desde el concejo ayalés de Llanteno. Leire Balzategui incluso va más allá y piensa que debería ser obligatorio acudir a un curso de liderazgo antes de presentarse a un cargo público. Considera que "es básico tener empatía, saber escuchar, aprender a evitar conflictos...".

Maite Sáez de Maturana

Fiel de fechos de Ilarduia

No muchos saben hoy en día qué es un fiel de fechos. Como su nombre indica, se trata de la persona encargada de dar fe de los hechos, lo más parecido al secretario de un ayuntamiento. "Tampoco comprenden muy bien el concepto de concejo", apunta. "A la gente, sobre todo de ciudad, le cuesta entender que somos un órgano autónomo, que funcionamos de forma independiente. No se dan cuenta de que si hay que limpiar las calles, las tenemos que limpiar nosotros, por aquí no pasa el camión de Araia. Para eso pago impuestos-protestan algunos-. Pues irán destinados a otros servicios-responde Maite- En las veredas sí que participan porque, de lo contrario, hay multa", indica la fiel de fechos de Ilarduia.

A sus 64 años, a Maite Sáez de Maturana le gusta cuidar con esmero las flores de su jardín y cultivar la huerta, labores que compagina con sus cargos de fiel de fechos en este pequeño pueblo en la muga de Álava con Navarra y concejala del Ayuntamiento de Araia. Parte de su tiempo de ocio lo dedica a asistir al teatro, en el Principal, y a conocer mundo, aunque ya ha cambiado los viajes a tierras lejanas por otros destinos más cercanos.

Los sesenta vecinos censados en Ilarduia dan vida a un pueblo que en los últimos años ha ido a más, después de que su población llegara a caer a 45 habitantes. "Sí, sí que tiene vida el pueblo, y con la pandemia se ha notado que viene más gente, mucha más; de hecho, han comprado todas las casas que llevaban años y años en venta, ya no queda ni una vivienda vieja; solo en marzo y abril se han vendido seis viviendas, pero para mantener todo esto hay que implicarse con el pueblo; ahora, todo el mundo parece encantado con tener una casa en el campo para escapar de las restricciones del covid, pero no se dan cuenta de que vivir en pueblo es trabajar, trabajar y trabajar", apunta.

Este habitual choque entre la mentalidad rural y urbana no es muy diferente al que separa a las distintas generaciones de un mismo pueblo o a hombres de mujeres, cuando éstas deciden desarrollar las funciones tradicionalmente asumidas por los varones. A pesar de las dos legislaturas, ocho años, que Maite lleva en la junta administrativa, todavía nota que "les cuesta aceptar lo que dice una mujer, a los mayores y a los jóvenes -subraya- porque en el primer caso, igual tiene un pase, por la educación machista que han recibido, pero que actúe de la misma manera la juventud... Algo ha cambiado, las mujeres cada vez lideramos más espacios, pero muy poco hemos avanzado. No sé, es algo que se arrastra de generación en generación; creo que piensan que saben más, que están más capacitados, que tienen una especie de derecho divino por el hecho de ser hombres... Y eso que en Ilarduia vamos un paso por delante de otros concejos en los que ni tan siquiera pueden participar las mujeres", sostiene.

Su experiencia le dice que, en general, "los hombres tienen en poca consideración lo que dices si eres mujer". Sin embargo, "es fundamental que las mujeres participemos en la toma de decisiones de los concejos y que nos lo creamos; que si levantas la voz en una asamblea, no significa que seas una loca, y si te callas, no es porque eres tonta, ya que cuando los hombres levantan la voz, que lo hacen, no pasa nada, cuando acaba la reunión se van todos juntos a tomar unos vinos".

Iratxe Parro

Presidenta de Llanteno

Fiel de fechos desde 2003 y presidenta de la junta administrativa de Llanteno desde 2009. "Todavía no he conseguido salir de aquí", bromea Iratxe Parro para dar cuenta de la falta de relevo a la hora de asumir el mando de este concejo aiaratarra. "Cuesta, a la gente le cuesta decidirse y, en parte, lo entiendo, hay tanta burocracia...". A Iratxe le trae de cabeza el papeleo, así que imagina lo que es para una persona mayor que no maneja Internet; y jóvenes hay pocos en el pueblo. "Nos obligan a realizar la mayoría de los trámites de forma digital, sin embargo, por no tener, no tenemos ni banda ancha; en ocasiones, me he tenido que conectar a las dos de la madrugada para poder descargar los documentos necesarios para sacar una licitación adelante porque en todo el día no ha funcionado la conexión a Internet. En las asambleas vecinales sí hay participación, suelen acudir unas 25 o 30 personas y vienen más mujeres que antes; recuerdo cuando tenía 18 años que todo eran hombres. Quizá influya que la presidenta también sea mujer", deja caer.

No obstante, reconoce Iratxe que ayuda el hecho de que en Llanteno hay un fuerte movimiento asociativo, incluso un colectivo de mujeres. "A mí, por ejemplo, me dicen que me meto en todos los fregaos, en la Junta Administrativa, en el Ayuntamiento de Aiara, en el consorcio de aguas, pero pienso que las mujeres nos tenemos que hacer oír, y cuando estás dentro, te das cuenta de que la cuestión de género es importante", incide. Por eso, ahora está empeñada en crear un red de mujeres de Álava participantes en los concejos porque "cuando eres mujer, funcionas de otra forma", asegura.

Precisamente, como primera mujer presidenta del concejo ha tenido trifulcas, rifirrafes y conversaciones difíciles, sostiene que más que por ser mujer, por ser, a sus 44 años, de las más jóvenes. Sin embargo, no tiene la sensación de que no se le tenga en cuenta. "Me llevo muy preparados los temas al concejo y le doy mucha importancia a cumplir la normativa, así evito muchas situaciones conflictivas".

Con un centenar de habitantes, Llanteno mantiene estable su población. "Sí que hemos notado que desde que empezó la pandemia, viene más gente a esta zona de Ayala, a pasar el día a Menoio y Etxaurren, sobre todo, pero no a vivir porque las normas subsidiarias que tenemos nos limitan. Por ejemplo, no se puede construir nada nuevo a no ser que esté ligado a una explotación ganadera y la realidad es que ya solo queda una. Así que, salvo dos familias nuevas, residimos los de siempre y los que descienden de Llanteno y viven fuera, pero vienen los fines de semana", explica.

Ainhoa Fernández

Vocal de Ondategi

A punto de concluir su primera legislatura como vocal de Ondategi, a Ainhoa Fernández se le han pasado volando los cuatro años en la junta. "Chocándome contra un muro constantemente, pero siempre abriendo grietas". Así explica el tradicionalmente cerrado mundo de los concejos, unas entidades más bien machista y algo anquilosadas en el pasado, al que le cuesta abrirse a nuevas ideas y formas de gestionar el pueblo, y más si salen de boca de una mujer, que además es más joven", reconoce. "Están a acostumbrados a estar siempre los mismos al frente del concejo, legislatura tras legislatura; son cargos que incluso pasan de padres a hijos y ¡buf! les cuesta abrirse a nuevas propuestas, como destinar un pequeño porcentaje de los beneficios a una ONG...". En su opinión, es por pura inercia. "Llevan años y años haciendo lo mismo, de la misma manera y les va bien porque hay dinero, así que los vecinos tampoco se implican demasiado, ¿qué habrá, una participación de un 10 o 20% en las asambleas?", cifra Ainhoa. Ella se instaló en 1995 en Ondategi. Es una calderera, como llaman los del pueblo a los foráneos. "Me considero abierta y optimista, así que pese a todo, intento seguir hacia adelante; disputas las ha habido siempre en los pueblos y las seguirá habiendo, no tiene mayor importancia".

Con 112 habitantes, la localidad va a más. "En general, a todo el municipio de Zigoitia cada vez viene más gente a vivir y, con la pandemia, todavía más. Y se nota en la participación de los vecinos en el concejo. Si antes acudía un 10-20% a las juntas, ahora vienen más. No obstante, todavía hay personas a las que les cuesta mucho tomar la palabra. A mí me gustaría que la gente hablara y dijera realmente lo que piensa o lo que le gustaría hacer para mejorar el pueblo; que aportara ideas", anhela Ainhoa.

Reconoce que le gusta trabajar por el pueblo, para las personas, de ahí su empeño por aprender y aprender de quienes ya tienen experiencia en el cargo, de los que llevan años en la junta pero, hasta en este proceso de aprendizaje, confiesa que se ha topado con dificultades. Así que, "he empezado a poner en práctica lo aprendido en los talleres de liderazgo para las mujeres de los concejos, que mee han servicio para darme cuenta de que tengo que tomarme las cosas con más calma, ir más relajada a las reuniones, escuchar mucho a los demás y, después, plantear mis propuestas, pero sin enfadarme ni crisparme, que ya me ha pasado en alguna ocasión".

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Hay en Álava. Se organizan de forma autónoma, funcionan de forma diferente a los ayuntamientos y en noviembre celebrarán elecciones.

Primer taller. Participaron 14 mujeres de los concejos de Marquínez, Doroño, Ilarduia, Urrunaga, Maturana, Zuazo de San Millán, Aberasturi , Gamarra Mayor, Arrieta, Elosu y Azilu.

Segundo taller 'on line'. Participaron diez mujeres de los concejos de Ondategi, Etxagüen, Zurbano Arratzua-Ubarrundia, Bujanda, Zurbano, Arbulu e Izarra.

Tercer taller. Participaron 16 mujeres de los concejos de Murga, Quejana, Lekamaña, Luiaondo, Ayala, Arrieta, Olabezar, Urkabustaiz, Sojo y Llanteno.

'Píldora' informativa. Maru Sarasola, experta en liderazgo, impartirá el 1, 8 y 15 de junio en Respaldiza el taller ¿Cómo manejamos los conflictos interpersonales?, dirigido a las mujeres de los concejos de Álava.

"Tienen en poca consideración lo que dices, si eres mujer"

Ilarduia (Asparrena)

"Antes de entrar en la junta, prefiero conocer mejor el concejo"

Zurbano (Arratzua-Ubarrundia)

La burocracia y el papeleo desborda a los mandatarios de los concejos que, a veces, carecen hasta de una conexión decente a Internet

El choque de la mentalidad rural con la urbanita siempre ha generado, genera y generará rifirrafes y trifulcas en los pueblos