La vida de una familia vitoriana se trastocó del todo el primer día de un verano de hace 19 años. Era un 21 de junio de 2002 cuando Carmen Merchán, junto a su marido Alfonso Olivares y sus dos hijos viajaban en su turismo, entre Pobes y Paúl, cuando sufrieron un gran accidente de tráfico. "De pronto, otro vehículo salió de un lado. No nos quiso dar el paso y entonces, mi marido, se metió contra el otro lado con tal mala suerte que vino otro de frente, en pleno adelantamiento", rememora Merchán.

Al pequeño, como consecuencia de este siniestro, le indujeron un coma para bajarle la inflamación del cerebro. A la mayor se le fracturaron las piernas y a ella le operaron de la cadera, de los pies... "De todo un poco", explica. Pero el que se llevó la peor parte fue él. "Tenía traumatismo craneoencefálico severo. Estuvo en coma y cuando salió de él, se le quedaron muchas secuelas", detalla esta mujer.

Por si fuera poco, en mayo de 2020, Olivares, un hombre deportista, apasionado de la montaña, sufrió un colapso pulmonar, a raíz del cual necesitó una traqueotomía. "Cuando remitió, le llevamos a casa, a cuidarle. Empecé a leer libros para saber cómo hacerlo, pero un tiempo después empezamos a ver que ese deterioro ya era más grande. Empezó a tener fiebres constantes y necesitamos la atención de la unidad de Cuidados Paliativos del Hospital de Santiago", afirma.

Tuvieron que ingresarle y un par de meses después, el 8 de diciembre, el final de Olivares fue inevitable. Todo un difícil proceso que ha sido más llevadero, gracias al apoyo que recibió de su familia y allegados y, en especial, como destaca, de esta unidad de Cuidados Paliativos de la OSI Araba. "La verdad es que fue inmejorable. Me sentí muy apoyada. A él le trataron con mucho cariño. Hablé con la psicóloga, el médico, las enfermeras€ Todo ese equipo fue maravilloso. Siempre tienen una palabra amable y veía que no eran nada fríos, aunque ya estén acostumbrados a ver este tipo de situaciones. Eso se agradece muchísimo. Les ves que también lo viven, aunque sea de otra manera diferente a ti. Te transmiten paz, seguridad y serenidad", subraya.

Y es por eso por lo que Merchán se ha animado a participar hoy en una mesa redonda en la que ofrecerá su experiencia como persona cuidadora, dentro de las jornadas Sufrimiento al final de la vida. ¿cómo afrontarlo?, que organiza la asociación universitaria Iragarri, con el patrocinio de EHUKultura, Fundación Vital y Pastoral Universitaria de Álava, que se podrán seguir de forma presencial en la Sala A, de Vital Fundazioa, ubicada en el centro Dendaraba, de la calle Paz. Será a las 19.00 horas y la sesión también se emitirá en el canal de YouTube de la Diócesis de Vitoria.

"Me he animado a así hacerlo porque creo que puede ser positivo para la gente que no conozca qué son los cuidados paliativos", aclara. Una unidad que solo se empieza a conocer, por lo general, cuando un familiar o allegado sufre una enfermedad grave y que, ella, de todo corazón, quiere agradecer lo mucho que a ella han ayudado. "Me han enseñado cómo se puede afrontar una transición tan importante, como es la de la persona amada. Y si así yo, con mi testimonio, puedo ayudar a mucha más gente, mejor", declara.

A ella, como cuenta, le apoyaron, por ejemplo, contándola bien cómo son las cosas, "diciendo qué es lo que podía pasar y advirtiendo también de que todo tenía su tiempo, que ellos no adelantan ni atrasan nada, que es cuando llega, pero que intentan que esa transición sea lo más calmada posible, tanto para tí como para el paciente, y que no sufra".

Velaron por el paciente, gracias a la profesionalidad de sus cuidados, pero incluso por ella misma "cuando me dijeron que irme unas horas de la habitación me iba a hacer bien". Así, ganó "en tranquilidad" por lo que dentro de lo malo, encontró a todo un equipo profesional, humano, cuanta más falta le hacía, al ser "un equipo profesional maravilloso, que han estado allí al 101 por mil y que al final me han hecho todo como más fácil. Aunque dentro de ti sabes lo que te va a pasar es inevitable, me ayudaron a transmitirle también esa tranquilidad a él".

Una paz que tan importante es para los enfermos, que de alguna forma, también se sientan culpables de tener que irse. Por eso hoy, el mensaje de su charla será de esperanza y fortaleza, tanto por su parte como la de él, "para transmitir que él fue muy valiente, con muchas ganas de vivir hasta el último momento", y de agradecimiento a todos los que le ayudaron, a su familia y allegados, y, cómo no, a toda esa unidad de Cuidados Paliativos.

"Me han enseñado cómo afrontar una transición como la de la persona amada"

Cuidadora de un familiar en Paliativos

"Me sentí muy apoyada por toda la unidad de Cuidados Paliativos del Hospital de Santiago"