- El observatorio agroalimentario del País Vasco, Behatokia, ha publicado un informe en el que analiza la evolución de los vinos riojanoalaveses durante los últimos tres años, marcados por hechos diferenciales de producción, precios y meteorología, pero con el elemento común del crecimiento en calidad.

Recuerda el informe que el sector vitivinícola de Rioja Alavesa finalizó la vendimia de la cosecha 2020 con unas cifras de cantidad algo superiores a las del año anterior y aún pendientes de calificación. Y lo ha hecho en una coyuntura en la sector vitivinícola vive un momento complicado marcado por la crisis sanitaria, que ha originado una caída de las ventas de vino embotellado debido al cierre de la hostelería.

Repasando la evolución de estos tres últimos años, la cosecha de 2017 fue calificada como muy buena y, a pesar de que el ciclo vegetativo estuvo marcado por la helada de abril y la sequía, que mermaron las expectativas en cantidad, los resultados fueron satisfactorios en cuanto a la calidad de la cosecha. El ciclo se desarrolló en fechas adelantadas respecto a las habituales en Rioja, siendo la cosecha de ese año la más temprana de la historia de esta denominación.

El Consejo Regulador otorgó la calificación de buena a la cosecha de 2018. Las precipitaciones registradas durante el invierno y la primavera propiciaron una situación excelente del viñedo durante los primeros meses del ciclo. Esta situación cambió en la primera quincena de julio con el paso de frentes de tormenta y granizo que, junto a las altas temperaturas, propiciaron la amenaza del mildiu. La cosecha resultó ser una de las más largas de la historia y mejoró las expectativas productivas iniciales.

La calificación de la cosecha de 2019 fue de excelente, algo que no se daba desde el año 2011. La campaña estuvo marcada por una excelente situación sanitaria y vegetativa del viñedo, produciéndose fenómenos meteorológicos de poca trascendencia a nivel general. La cosecha resultó más corta que la de 2018, con menor producción, pero con una mejora de la calidad de la uva.

En cuanto a los resultados económicos, el precio de la uva y el vino en Rioja Alavesa fluctuó a lo largo de los años. Tras el repunte al alza que experimentaron ambos productos en 2018, en 2019 se situaron en niveles bastante bajos.

En este sentido, el informe analiza que los gastos más importantes a los que tiene que hacer frente en 2019 una explotación vitícola son los relacionados con los gastos generales y los de salarios, rentas y gastos financieros, suponiendo entre ambos el 71% de los costes totales por hectárea de este tipo de explotaciones. La energía y los gastos relacionados con la conservación de los edificios y el mantenimiento de la maquinaria junto con la contratación de personal son los de mayor desembolso en este tipo de explotaciones. La amortización técnica y los gastos específicos de cultivos representan el 17% y 12%, respectivamente.

Behatokia destaca que los gastos totales por hectárea han aumentado un 8% en el periodo analizado debido sobre todo al incremento en los costes salariales; el gasto en mano de obra eventual es superior en este periodo por la mayor contratación efectuada. También los gastos generales repuntan ligeramente por el mayor precio de la energía en este periodo. En 2018 los costes totales fueron superiores respecto al año precedente; la necesidad de personal para hacer frente a tareas puntuales en la explotación originó un repunte en los gastos salariales; también los gastos específicos de cultivos fueron mayores debido al mayor uso de abonos y fitosanitarios para hacer frente a la amenaza del mildiu. Posteriormente, en 2019 los costes disminuyen sobre todo por la reducción del uso de fitosanitarios y abonos junto con la contención de las rentas pagadas y el gasto derivado del personal eventual.

En cuanto a los ingresos, la venta de la uva producida es la principal fuente en una explotación vitícola; en 2018, como consecuencia del incremento en la producción de uva, aumentaron los ingresos. En 2019, sin embargo, el menor rendimiento del viñedo junto con el descenso del precio pagado por la uva (0,9 euros por kilo) hace descender la facturación obtenida.

Otra fuente de ingresos, aunque menos relevante, son las subvenciones recibidas. Estas subvenciones pueden ser a la explotación, con el fin de sufragar gastos concretos (carburantes, servicios de asesoramiento agrícola, seguros...) o por inversiones realizadas en años anteriores (subvenciones a la inversión).

Respecto a los indicadores de renta, se aprecia en su evolución los buenos resultados económicos que las explotaciones vitícolas obtienen en 2018. En el año 2019, como ya se ha comentado, los menores ingresos derivados del decremento en la producción de uva provocan un descenso en los principales indicadores de renta obtenidos siendo la rentabilidad superior a la de 2017.

Los costes más importantes para una explotación vinícola en 2019 son los relacionados con la energía, gastos de mantenimiento y maquinaria, trabajos por terceros,...(gastos generales), representando aproximadamente el 32% sobre el total de gastos en este tipo de explotaciones.

2019

Fue la calificación que dio el Consejo Regulador del Rioja a la cosecha de 2019, una certificación que no se daba desde el año 2011.