- Roberto Aguado, referente en inteligencia emocional, y el vitoriano Iñigo Sáenz de Urturi, experto en comunicación y programación neurolingüística, estuvieron ayer en el Palacio Europa dentro de la jornada organizada por los centros de Formación Profesional Avanza Orienta, un evento que este año ha cobrado especial importancia porque es, si cabe, más esencial que nunca aprender a gestionar las emociones.

Aguado lleva ya muchos años dando formación en diferentes puntos de Euskadi y haciendo publicaciones. Él valora el congreso con optimismo. "Ha sido muy chulo, sobre todo en la situación en la que vivimos. Ya se tuvo que anular en abril, pero creo que nos hemos divertido y hemos aprendido todos", reconoce. Con esta percepción coincide Iñigo, que también salió muy contento ayer del congreso. Para él fue un honor que le invitaran a Avanza Orienta. "Poder ayudar a los profesores de FP de aquí ha sido maravilloso", reconoce.

La ponencia de Roberto, titulada Lo importante no es saber lo que hay que hacer, sino ser capaz de hacerlo, versó sobre que hay dos motores, el cognitivo (el que sabe hacer), y el emocional (el que es capaz de hacerlo o no). En ese aspecto, explicó las diez emociones que componen la motivación (sorpresa, miedo, rabia, asco, alegría, culpa, curiosidad, seguridad, admiración y tristeza). "Con esos motores, construimos todas las interacciones con nosotros y con los demás", afirma.

Roberto recuerda además que "emocionarse es algo que hacemos desde el séptimo mes de gestación hasta que nos morimos, y damos una respuesta emotiva cada tres segundos durante toda nuestra vida". Dependiendo de la emoción que se activa -asegura-, el ser humano se adapta de una u otra manera a lo que ocurre. Por lo tanto, ante una situación como la del covid, en la que hay un efecto VUCA (siglas en inglés de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad), "es muy normal que la persona que lo padece se coloque en emociones que le hacen sufrir de alguna forma". Por lo tanto, recuerda que es importante darse cuenta de que la emoción no es algo que se pueda negociar.

Su mensaje para la ciudadanía es que "es imposible no emocionarse", porque es el motor que determina si una persona se está adaptando de una forma adecuada o no. Él ha creado un modelo educativo propio, fruto de años de investigación; el denominado VEC (vinculación emocional consciente), que ya ha sido aplicado en cerca de 300 centros educativos (el 80% de las intervenciones se ha realizado en Euskadi). "Este año, estamos trabajando con 35 centros, de los cuales en 3 estamos en el equipo de dirección. Hemos trabajado con cerca de 300 centros; aquí en Vitoria con Marianistas, Mercedarias...", informa, porque insiste en que "en la escuela se salvan vidas".

Roberto incide además en que se trata de un momento de la vida en el que las hormonas están "súper agitadas", en el que la persona aún no es adulta pero "se cree que tiene muchos derechos", que cuando llega a la adolescencia empieza a decir que no a todo lo que hasta el momento no ha tenido más remedio que decir que sí, "y lo hace a lo bestia". Por eso, explica que hay que enseñar a los docentes a inculcar a los jóvenes que mientras estén en las emociones denominadas TRAM (tristeza, rabia, asco y miedo), "no van a tener mucho éxito ni en la escuela ni en la vida. Para eso, necesitamos adultos, o profesores, que estén en las emociones calificadas como CASA (curiosidad, admiración, seguridad y alegría)".

Iñigo habló sobre la programación neurolingüística, que muestra "cómo los seres humanos nos pasamos todo el santo día programando nuestra mente a través de nuestro lenguaje, de lo que nos decimos primero a nosotros y también a los demás". Se trata de una herramienta "muy poderosa" para profesores, educadores, etc.

Él coincide en que las emociones en la adolescencia están a flor de piel; "es el momento más crítico en el que tenemos que enseñarles a gestionar qué hacer con lo que están sintiendo, que muchas veces se ven desbordados. Ayudarles a gestionar todo esto es importantísimo".

Su ponencia se basó en la necesidad de conectar con los jóvenes, pero también de tratar de liderarlos. "El proceso de liderazgo consiste en crear un acompasamiento profundo, una empatía profunda con las personas (saber qué están pensando, qué están sintiendo; hacerse cargo de la situación), y desde ahí con una capacidad que nos da nuestro puesto o nuestra experiencia, ayudarles a dar un paso adelante en la solución de la problemática actual". Según él, formar al formador "es una de las herramientas más potentes que se están usando; enseñar cómo se enseña. La solución camina por formar a las personas en cómo enseñar desde la inteligencia emocional, desde los valores fundamentales, desde el ser humano, más enfocado en eso que en el propio contenido", resume.

300

El modelo VEC (vinculación emocional consciente) se ha aplicado ya en cerca de 300 centros educativos -el 80% de ellos en Euskadi-.

"La solución camina por formar a las personas en cómo enseñar desde la inteligencia emocional"

Experto en comunicación

"Dependiendo de la emoción que se activa, el ser humano se adapta de una forma u otra"

Referente en inteligencia emocional