Cerca de Sanguesa se encuentra la pequeña población de Lumbier. En ella se esconde una de las maravillas de la geografía navarra, como es su Foz. Vamos a recorrerla y le sumaremos otros puntos interesantes como los ojos de Lumbier y la ermita de la Trinidad.
DATOS PRINCIPALES
· Kilómetros: 13,16km
· Desnivel positivo: 841+
· Duración: corriendo 2:15h / Caminar - correr: 2:40h / Senderismo 3:15h
LLEGADA AL PUNTO DE PARTIDA
·Desde Pamplona, saliendo por el sur de la ciudad dirección Noain, donde nos incorporamos a la A-21. Continuamos por ella hasta la salida 35 donde la abandonamos y por medio de la NA-150 llegamos a destino
·Desde Bilbao, cogemos la A-68 y la n-622 dirección Vitoria. Antes de llegar nos incorporamos a la N-1 sentido Irún hasta Alsasua donde salimos dirección Pamplona. A partir de ahí seguimos lo anteriormente citado
·Desde Vitoria, por la salida norte accedemos a la N-1 sentido Irún. A partir de aquí seguimos las indicaciones del puto anterior.
·Desde Donostia salimos dirección sur para ir por la N1 dirección Madrid. Pasando Andoain cogemos la A-15 que nos lleva a Pamplona. A partir de aquí continuamos siguiendo las indicaciones del primer punto.
DESCRIPCIÓN
Una foz es, según viene definido, el accidente geográfico relacionado con la desembocadura de un río. En el caso que nos ocupa es mucho más. En las mismísimas entrañas de Navarra luce escondido uno de los mayores tesoros paisajísticos de la zona. En una estrecha garganta se esconde un fantástico vergel que el río Irati ha ido esculpiendo en la roca que lo rodea. Todo ello ha originado esta maravilla, hogar de aves rapaces.
Iniciamos nuestra ruta en la localidad navarra de Lumbier, donde precisamente se unen dos ríos. El Salazar y el que hoy nos servirá de referencia, el río Irati. Arrancamos desde el puente al sur de la población que nos sirve para salvar el primero de ellos. Es el llamado puente de los hierros, del cual podemos observar una parte de su estructura metálica. Era uno de los 27 puentes que formaban parte del Tren del Irati, que hacia el trayecto Pamplona-Aoiz-Sangüesa, aunque en su origen su labor era el transporte de madera.
Nada más atravesar el puente, a nuestra derecha enlazamos con la vía verde de Irati, que nos conduce hacia la foz sin pérdida y con un trayecto completamente llano. Antes de llegar a ella nos topamos con el aparcamiento, de pago, donde por tres euros podemos dejar el coche. Es recomendable si solo vamos a visitar la foz, pero en nuestro caso, al hacer una circular más larga, hemos optado por aparcar en el pueblo.
CONSEJOS PARA REALIZAR ESTA RUTA
Hidratación. Muy importante el llevar buena reserva de agua. No hay fuentes en todo el camino así que sobre todo en épocas de calor hay que tener esto presente.
Calzado. Referente al calzado hay que tener en cuenta la época del año. En temporada de calor con una buena zapatilla o bota de monte es suficiente. Con lluvia es posible que haya barro por diferentes tramos
Dificultad. No es nada complicada la ruta, exceptuando alguna trepada y todo el faldeo al llegar a los arcos, el resto es bastante sencillo.
De ahí mismo ya se pueden observar en el cielo las rapaces que habitan en el profundo desfiladero tallado en las rocas calizas por la acción erosiva del río Irati. Antes de sumergirnos en ella paramos para observar de cerca el río. Disponemos a lo largo de la foz de varios paneles con códigos QR que hace más interesante la ruta.
ENTRAMOS EN LA FOZ
Delante de nosotros un túnel nos lleva al interior. Para atravesarlo es conveniente ir provisto de una linterna para así evitar tropezones inesperados. Una vez superado el mismo, se abre frente a nuestros ojos la maravilla que oculta: unos farallones de roca a derecha e izquierda cortados como un cuchillo por el río.
En las alturas y en las paredes se pueden observar estas aves rupícolas, especialistas en roquedos, como pueden ser buitre leonado, alimoche halcón y vencejo real, entre otras muchas. El trayecto en ligera curva nos lleva, por terreno llano, a recorrer entera esta fabulosa garganta. Durante el recorrido son incontables las numerosas veces que miramos a derecha, izquierda y por supuesto hacia arriba.
Al final otro túnel nos invita a salir de la foz, pero tras sortearlo otro regalo hace acto de presencia. Un pequeño sendero, que cuenta con la ayuda de unas cadenas -para tiempo húmedo, sobre todo-, nos lleva al Puente del Diablo, que según cuentan las crónicas fue construido en el siglo XVI para que los peregrinos que venían de Somport por el Camino de Santiago salvaran el río.
De vuelta a la vía verde se nos presentan dos opciones, volver por la foz y hacer una ruta corta o, como describimos hoy, continuar por ella y, alargando la excursión, visitar otras maravillas. Para ello tomamos una senda a la izquierda que nos separa del río mientras va ganando altura poco a poco. Estamos en una parte de la ruta donde, realmente más allá de las vistas, muy bonitas eso sí, de Sangüesa y los picos donde nos dirigimos, no es más que seguir la pista.
Tras pasar unas torres de alta tensión, en lugar de seguir por la senda que nos lleva de vuelta al inicio de la foz, giramos a la derecha para dirigirnos, en continuo ascenso, hacia las peñas que tenemos delante, a los acantilados de la Piedra y San Adrián. Aquí ya se pone el tema un poco, nunca mejor dicho, cuesta arriba. El sendero se estrecha, es necesario ir en fila de a uno, y encaramos los tramos más exigentes de la salida. No dura mucho y la recompensa bien vale el esfuerzo realizado.
ATRAVESANDO LOS OJOS DE LUMBIER
Nos encontramos en los Ojos de Lumbier, en particular en el primero de los dos que atravesaremos. Se trata de un agujero en la roca de la montaña que forma un gran arco desde donde las vistas al valle y por supuesto a la grieta que aparece en ella, que no es otra que la foz, son simplemente indescriptibles. A esta altura las rapaces pasan mucho más cerca y podemos observar su gran envergadura, en el caso del buitre leonado llegando a los 2,70 metros.
Entre ambos arcos un sendero que faldea la roca de los acantilados marcado con puntos rojos nos guía sin mayor problema que tomárnoslo con calma. El paisaje que se puede apreciar desde él es espectacular mezclando el río, la foz, la piedra y el verde del valle. Una vez superado el segundo arco ascendemos más y justo antes de la cima, encontramos una pequeña trepada con unas cadenas para ayudarnos a superarla. Tras ella, el vértice geodésico de la Trinidad de Lumbier (847m) oculto entre la vegetación.
ULTIMO TRAMO, ERMITA Y DESCENSO A LUMBIER
Procedemos al descenso por la senda que recorre la cresta hasta llegar a la ermita de la Trinidad, localizada en una arista de la sierra de Leire a 740 metros de altura. A partir de aquí tomamos el camino del Vía Crucis y, en continúa bajada y en sentido contrario, vamos enlazando las 14 grandes cruces numeradas. Ya abajo continuamos por el paseo pegado al río con especial mención a observar el precioso puente de Las Cabras, paso obligado de la romería de la Trinidad por encima del río Salazar justo antes de dar la ruta por finalizada.
PLANES ALTERNATIVOS
Aunque esta ruta ya llena de por sí la jornada entera proponemos un par de planes para completar un fantástico fin de semana:
· Visita a Sangüesa: también conocida como Zangoza, esta villa ancestral a orillas del río Aragón fue habitada desde la época prehistórica, como lo demuestran los restos arqueológicos encontrados en la zona. En la Edad Media, fue una de las villas más destacadas del Reino de Navarra, no en vano fue la sede de una importante corte real. Durante este período, se construyeron la Iglesia de Santa María la Real con su impresionante pórtico gótico, joya de Sangüesa, el Palacio Vallesantoro, con su fachada barroca y el Puente Romano. Durante la Edad Moderna, en el reinado de los Reyes Católicos, la villa se mantuvo fiel a la corona navarra y jugó un papel importante en la resistencia contra la conquista castellana, aunque finalmente fue incorporada al Reino de Castilla. Al visitarla y perdernos por sus calles no olvidemos disfrutar de su gastronomía y más en concreto de las pochas.
· Descubrir el Monasterio de Leyre: principal monumento románico de Navarra y uno de los conjuntos altomedievales más interesantes de la Península. Su singular iglesia abacial, su originalísima cripta, muestra del arte románico más antiguo de la Península, y la Porta Speciosa (siglos XI-XII) son de extraordinario interés. Tenemos la opción de hacer un recorrido por la historia de Navarra, reflejada en este conjunto monumental que custodia muchos de los secretos del Viejo Reyno. Durante el recorrido, que dura aproximadamente una hora, se explica la historia del monasterio y la leyenda de San Virila; y se visitan la Iglesia Abacial (Monumento Nacional), el panteón de los Primeros Reyes de Navarra, la Porta Speciosa y la espectacular cripta, muestra del arte románico más antiguo de la Península. Mas info en https://www.monasteriodeleyre.com/