- Las últimas recogidas de productos agrarios de Álava van agotando su tiempo y aunque las lluvias de los últimos días han ralentizado la entrada a algunos campos de cultivo, en Udapa, su gerente, Alfonso Sáenz de Cámara, anticipa que en lo que se refiere a la patata alavesa, mayoritariamente gestionada por esta cooperativa, la producción rondará las 45.000/48.000 toneladas, un volumen ajustado a las producciones normales, aunque el año pasado fue sensiblemente superior. La mayor parte ya se ha arrancado y entregado en la cooperativa para su comercialización y almacenaje, pero entre las 1.300 hectáreas dedicadas a este cultivo, aún queda parte por arrancar, a causa de las lluvias, concretamente un 20 por ciento de la patata de consumo y un 30 por ciento de la patata de siembra, según el directivo.

Como otras muchas cosas de este año 2020, para la patata esta campaña también ha sido 'singular', según explica Sáenz de la Cámara. "Estamos teniendo un año 2020 atípico y no solo por el covid, que también ha influido en todo lo que se refiere a las personas, pero la climatología de esta campaña ha sido diferente". Cuenta que la primavera, el mes de abril, fue muy lluvioso, se sembró tarde porque llovió mucho, hubo problemas en la nascencia y un escalonamiento en las plantaciones. Después vino un mes de julio atípicamente muy caluroso, que también ha influido en el desarrollo en los campos de cultivo. Septiembre fue muy caluroso y de ahí se ha pasado a un tiempo "que no sé si es de otoño o invierno", a un periodo de lluvias intenso, con lo cual la campaña vino adelantada a lo que es un año normal de patata, "se arrancó 10/15 días antes de lo que es un año normal, pero nos ha pillado con un 20/25 por ciento de patata todavía en la tierra con las lluvias que comenzaron hace un par de semanas, desde principios de octubre. Con esto, en estos momentos, estamos con la incertidumbre de qué va a pasar ya que se anuncian todavía más lluvias", explica.

El gerente cuenta el buen momento que vive Udapa, a pesar de la crisis sanitaria. Destaca que ya el año pasado se integraron seis nuevos socios productores, cuyos tubérculos ya que contabilizan en este ejercicio 2020, y que han tenido que pasar por el filtro seleccionador que requiere una permanencia de tres años previos como colaboradores. "Tenemos que acostumbrarnos a las exigencias de Udapa y seguir los criterios en cuanto a la producción, el cultivo, las variedades y ver que en ese proceso de adaptación para que los productos que se consigan sean los adecuados", añade. Este año han crecido en seis socios y eso significa crecimiento no solo cuantitativamente en cuanto al número de socios, ya que 6 parecen pocos, pero en producción son fuertes porque uno solo produce hoy día entre 700 y 1.000 toneladas de patatas. "Con esto quiero decir que los seis nuevos aportan entre 5 y 6 mil toneladas de patatas más a Udapa y eso es un salto importante. Los agricultores están tecnificados y son capaces en la actualidad de producir una patata de alta calidad con la tecnología actual en unas superficies relativamente altas, de 15/20 hectáreas cada uno" especifica.

Alfonso Sáenz de Cámara repite incansablemente el concepto de patata de calidad, pero también matiza que cada consumidor es un poco distinto. Es verdad que hay unas tendencias de fondo y es cierto que hay un mayor conocimiento de las variedades de patata y sus usos. "Pero creo que ahora, en este momento que nos está tocando vivir con la covid-19, se dan dos situaciones que son paralelas. Por un lado, en la población actual, con la crisis que se nos avecina va a haber una necesidad para una parte importante de la población, alrededor de un 50 por ciento, que nos va a pedir precio y calidad, pero fundamentalmente precio porque la crisis va a llegar y la economía hay que ajustarla". Por otro, y señala que es su opinión personal, "creo que el restante 50%, los que tenemos trabajo, a quienes no nos ha afectado tanto las circunstancias económicas ni la vida, nos vamos a preocupar más por la salud para estar inmunológicamente más fuertes. Desde ese punto de vista, creo que le pediremos más a la alimentación y vamos a ser unos consumidores más exigentes o más expertos en lo que queremos consumir". Por ello apunta que va creciendo el interés por las diversas variedades de patata, igual que con otros productos, "aunque son tendencias que ya existían por las etiquetas, la procedencia del producto, que sea local, que sea de confianza y, seguramente, para un sector de la población será importante el tema de las variedades y sobre todo el tema de la garantía, de la confianza. Y ahí el tema varietal juega, porque hay unas variedades sobre otras que marcan las diferencias".

Otro tema siempre polémico, aunque especialmente en otras regiones, son los precios que perciben los agricultores por sus productos. En este sentido, la patata siempre ha sido un producto sujeto a la oferta y a la demanda, con unos dientes de sierra muy fuertes. Para evitar todo esto, cuenta el gerente, en Udapa, desde hace unos años, y para darle una cobertura al productor, "les hacemos unos contratos plurianuales, concretamente de tres años, en los que se cubren los costes de producción. Al final lo que se le dice es que haga patatas, fundamentalmente buenas, que los costes de producción se cubren con garantía y luego, si hay calidad y el mercado está por encima, va a tener un sobreprecio". Con este planteamiento, el agricultor "puede prever, puede invertir, puede planificar su explotación para producir patata de calidad". De esta manera se eliminan esos dientes de sierra que al final "no deja de ser una especulación. Y es que hay algunos que dicen que si este año han valido mucho las patatas, al año que viene, como habrá más, no siembro porque seguramente no vale". La verdad es que con el sistema de Udapa el tema de los contratos "ha superado esas situaciones, y llevamos ya 14 años funcionando de esta manera y los agricultores pueden planificar su futuro a corto y medio plazo más certero".

Y pueden hacerlo, también, porque la patata comunitaria que llega a lo largo del año a nuestro país, no va a suponer una competencia para ellos. Según los primeros datos, en general, la producción de patatas en Europa va a ser inferior, excepto en los países que más nos inciden: Holanda, Bélgica y Francia, principalmente, que será superior a la del año pasado, un 3,4 por ciento. "A nadie nos gusta ver productos foráneos y preferimos los locales, pero yo siempre digo que nuestro país y Álava son deficitarias en el tema de patatas, con lo que, si queremos consumirlas todo el año, en algún momento hay que traerlas de otros orígenes porque aquí no somos capaces de producir lo que se demanda". Ese déficit lleva a Alfonso Sáenz de Cámara a querer corregir esto, "animar a los agricultores y a los productores del entorno a ver una oportunidad en lo que es la patata. Nosotros hemos hecho unas inversiones en 2019 muy importantes apostando por la producción del entorno, con cámaras de conservación, ultramodernas, con unas naves impresionantes para que los agricultores se animen a producir patatas con nosotros bajo las fórmulas con las que estamos apostando. Y es que, en la actualidad, no somos capaces de cubrir toda la demanda". Justo es reconocer en ese sentido que, en el caso particular, en Udapa, venden también en otras regiones, en otros ámbitos geográficos y por eso necesitan bastante más patata de la que se produce en Álava para cubrir sus necesidades anuales, "teniendo en cuenta que la producción alavesa es una producción estacional, que se arranca en septiembre, y nosotros, lo que es Euskolabel y Euskobaserri, que son las enseñas esenciales de la patata de Álava, las vendemos hasta principios del mes de abril. Esa es la estacionalidad que nos permite Álava y gracias a la tecnología y a las cámaras podemos conservar este producto alavés en perfectísimas condiciones durante siete meses al año. Esto, hace diez años, era imposible".

Pero nada de esto se hubiera logrado sin planificación, productores y recursos. El Plan estratégico para el periodo 2020-2024, a pesar de lo que ha venido ahora con la pandemia, no lo vamos a desviar, porque creemos que tenemos que seguir apostando por lo mismo, por crecer más con la producción vinculada, controlar mucho más el producto, porque en Udapa tenemos agricultores que hacen todo: la semilla, la patata de siembra, que luego van a sembrar nuestros socios de Álava y otros agricultores de otras regiones de nuestro país". Asegura que "controlamos toda nuestra producción y a partir de ahí tenemos una trazabilidad absolutamente garantizada y un control máximo sobre el producto. Creemos que esa la fórmula que el consumidor nos está demandando: que el producto hable por sí mismo, que transmita confianza, seguridad alimentaria de que es sano y que es un producto de calidad". Desde ese punto de vista en Udapa se está apostando por esa vía de llegar hasta el punto de venta y servir a las grandes cadenas de distribución. "Ese es el aporte que hacemos, por un lado, los productores, y, por otro, los gestores, desde el conocimiento profesional del sector alimentario".

Cuenta que hace años, cuando comenzaron a pensar en nuevas líneas de negocio, llegaron a la conclusión "que eso de pelar patatas cada vez gusta menos, porque queremos estar poco tiempo en la cocina y tendemos a la comodidad y al ahorro de tiempo. Nos fijamos mucho en lo que pasó hace años con las ensaladas de cuarta gama: antes, uno compraba la lechuga entera y ahora la compras en la bolsita con su mezcla y con su historia. Y nos dijimos que eso se vendía, que era una tendencia. Y por eso decidimos apostar, ya en el año 2012, por marcar un rumbo propio con el tema de productos más avanzados".

Así nacieron las presentaciones de patatas cocidas, y "gracias a eso vamos creciendo poquito a poco", explica a DNA el gerente de Udapa, Alfonso Sáenz de Cámara.