Laguardia - Así lo han ido apreciando los controles realizados por la Casa del Vino del Laguardia y los diferentes controles de maduración.

La vendimia está funcionando bien.

-Ya hemos ido viendo que se había alcanzado ese pico en el que se vendimian 22/23 millones de kilos cada día, que suele ser el punto cúlmine de las vendimias, y ahora comienzan a descender las cifras, que ayer superaron los 360 millones de kilos de uvas vendimiadas, de las que más de 82 millones son de Rioja Alavesa.

¿Cómo se ha desarrollado la campaña desde el punto de vista del Consejo Regulador?

-Ha sido una vendimia temprana, ya que comenzó el 17 de agosto de una manera muy testimonial y nos ha mostrado un adelanto, con respecto a la del año pasado, de 4 a 7 días. La última recogida fue el 22 de octubre. Sobre la cantidad, sabíamos que no iba a ser una cosecha corta, aunque se habían tomado medidas en cuanto a los rendimientos amparables, sobre todo teniendo en cuenta el nivel de existencias. Es más que suficiente. A ello se suman las labores realizadas por los agricultores para controlar la sanidad de la uva y hacer frente a los fenómenos de pedrisco. De esta manera, en términos cualitativos está sorprendiendo agradablemente el estado de la uva, que se ha beneficiado de estos días más frescos y del agua. Ahora hay que esperar al final para valorar lo que da de sí la cosecha.

Las labores se han desarrollado con todos los protocolos sanitarios. ¿Cómo lo ha organizado el Consejo con el resto de agentes?

-Lo que ha sobresalido ha sido el criterio de la prevención, el tener claro que lo primero era la salud de los trabajadores y todo el mundo ha puesto su granito de arena. La vendimia no puede parar, excepto si llueve y el interés de todos era terminarla, así que se han tenido en cuenta todos los criterios sanitarios.

¿En concreto?

-En el caso del Consejo movemos una fuerza de trabajadores importante, más de 200 personas repartidos en los diferentes puntos de pesaje y en ese sentido se ha completado la formación que se les facilita, se les ha entregado equipos de protección individuales, incluso productos para desinfectar las tarjetas, así como mascarillas y pantallas y se han realizado test serológicos a todas las personas antes de incorporarse a los puestos de trabajo. En las bodegas se han tomado también las medidas adecuadas.

¿Hay capacidad en las bodegas de la DOC para asumir el vino de este año y las existencias?

-El Consejo no tiene un análisis pormenorizado caso a caso. Lo que analizamos es la capacidad de almacenamiento, en su sentido más amplio, que tiene la Denominación. Tomamos como referencia todos los depósitos y todas las barricas que tienen las bodegas y si lo traducimos a capacidad eso representa, aproximadamente, a seis cosechas. Si tomamos los ratios, eso quiere decir que hay guardadas tres cosechas y media, así que sitio hay. Eso no nos debe dejar satisfechos. El vino se mantiene, bien para criarlo o lo que mejor podemos hacer es venderlo. Pero capacidad, en grandes términos, hay para almacenar.

El Consejo sustenta parte del control de las uvas y los vinos en las tres estaciones enológicas. ¿Cómo colabora la Casa del Vino de Laguardia?

-Más allá que con el Consejo colabora con los inscritos. Como en las demás estaciones enológicas, la Casa del Vino tiene labores fundamentales como es realizar todos los análisis, ya que lo hacen de las uvas y el vino, para la realización de los boletines de maduración y valoración de calidades y calificación. Ese es un esfuerzo importante, útil, pero todavía lo es más el que cada una haga los análisis con las muestras de vino en las diferentes fases, especialmente en la de calificación. Es un servicio que la Casa del Vino de Laguardia y las otras hacen al Consejo, pero también a los elaboradores, y de manera gratuita.

La pandemia ha incidido especialmente en el canal Horeca. ¿Se pueden generar mejorías manteniendo la apertura de restaurantes o bares, aunque sea con limitaciones?

-Si pensamos en venta, en un análisis rápido, el 66% va al mercado nacional, dos terceras partes. Si partimos esas dos terceras partes en unos 60/40, el primero corresponde a hostelería y el 40 a alimentación. Aunque sea de manera global, eso quiere decir que un tercio del vino de Rioja se vende en la hostelería de nuestro país. Es un peso enorme. En el Consejo hicimos una foto del primer semestre en el que el canal de alimentación en nuestro país ese 40% creció un 14% y la hostelería caía prácticamente el 50%. Esto coincide con tres meses sin ventas. Por eso, todo lo que se haga para activar ese canal es vital. Si se puede trabajar ahora al 50% no es lo ideal, pero bienvenido sea.

La venta de vino apunta a nuevos canales, con un peso importante de Internet. ¿Están situadas las bodegas para entrar en esa vía?

-Un estudio reciente publicaba el peso del canal Internet en la venta de vino de nuestro país, que representa el 1%, el 0,8 en volumen y el 1,1 en valor económico, que es un peso muy testimonial. Cuando hablamos del canal online estamos hablando de una venta que no es física. Ha habido ventas puerta a puerta, telefónica… Por eso hay que hablar más de ventas por medios alternativos: alguno se ha realizado por la Red, en tiendas online, pero lo que sí ha despejado es que hay otras opciones más allá de la venta física, que todas son manifiestamente mejorables, que cuanto más fácil se lo pones al consumidor más posibilidades tienen de fidelizarlo. Más que un nuevo canal, se abren muchas posibilidades para maximizarlo.

Tras un verano de auge del turismo interior, ¿se ha apreciado un mayor interés por el vino y su cultura?

-El interés por el turismo interior no va a cesar, se va a prolongar en el tiempo, y el consumidor no sólo va a ir para consumir o comprar vino, sino a disfrutarlo en un entorno, a vivir experiencias. En ese sentido, hemos podido ir viendo que cada vez más bodegas abren la puerta a las visitas y que hay prácticamente 200 en Rioja Alavesa, Rioja Alta y Rioja Oriental que están ofreciendo experiencias enoturísticas. Hablamos ya de unas 860.000 visitas a la región vitivinícola.

A pesar de todo, la DOC no parará de promocionar el enoturismo…

-No vamos a dejar de trabajar. No lo hacen otros actores, como los gobiernos o las Rutas del Vino. Nosotros buscamos la máxima coordinación posible y ya empezamos el año pasado, desgraciadamente interrumpidos por este virus, a segmentar la oferta. Ya no se trata de decir visita por visita, sino a buscar un turismo premium, un turismo congresual, o de empresa, de ocio, familiar. Hemos comenzado con esa especie de especialización, de áreas. También facilitamos el contacto con plataformas, para que las bodegas puedan hablar con quienes van a comprar su producto. Tenemos mucho recorrido para avanzar.

Los vinos singulares comienzan a llegar al mercado, así como los espumosos. ¿Qué impresiones están recogiendo de las presentaciones?

-Lo primero que hay que pedir es paciencia. Este es un bebé que acaba de nacer y no podemos pretender que acelere sus pasos. Este verano hemos llegado al reconocimiento de 104 viñedos singulares, que representan menos de 200 hectáreas. Con eso digo que no hablamos de un producto con una oferta masiva, sino que hay que ir quemando etapas y permitiendo que se incorporen más operadores. Hay muchos proyectos y la puerta está abierta a todo el mundo.

“Ayer se superaron los 360 millones de kilos de uvas vendimiadas, de las que más de 82 millones son de Rioja Alavesa”