- Las obras para implantar el bus eléctrico (BEI) por el casco urbano de Gasteiz empiezan a ser ya visibles en determinados tramos de sus 10,8 kilómetros de recorrido por la actual línea Periférica. Once meses después de que arrancaran los trabajos y a falta de algo más de un año para que, a comienzos del otoño de 2021, el transporte público de viajeros se adentre en la era de la electrificación, se perciben y padecen los cambios y modificaciones de las arterias por las que va a transitar. En los puntos que se erigen como cabecera de la línea, junto a El Boulevard y Mendizorroza, están colocados desde hace tres semanas los puntos de recarga rápida de las baterías que, con una conexión de poco más de cinco minutos, conceden autonomía suficiente a los autobuses para completar varias vueltas. Esos pantógrafos invertidos se van a probar también con el vehículo de 12 metros que durante esta semana circulará a modo de prueba por a ciudad.

La fisonomía de esa parte de Salbatierrabide ya se ha alterado con la construcción del carril específico y separado del resto de circulación que van a ocupar los autobuses eléctricos y sus apeaderos junto a los puntos de recarga. En un recorrido de esos 10,8 kilómetros de itinerario realizado en la mañana de ayer por DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA ya se atisban las primeras tareas de unos trabajos, que van a complicar el tráfico por la ciudad al regreso del periodo estival.

Tras atravesar la calle Rosalía de Castro, la rotonda a la altura de Portal de Castilla donde descansó el emblemático olivo está ya dividida y troceada para permitir su circulación por el medio de la misma. En los primeros metros de Castillo de Fontecha, en el barrio de Ariznabarra, varios frondosos árboles ya han desaparecido y ayer los operarios se centraban en abrir huecos de paso en la mediana de la calle antes del cruce con Castillo de Quejana.

Desde este punto y continuando con el futuro recorrido del BEI, hacia el noroeste, no hay más evidencias de trabajos sobre el terreno por Pedro Asua o Beato Tomás de Zumárraga. Rebasado el edificio del Seminario, se adentrarán los buses eléctricos por Francisco Leandro de Viana. Esta calle será de circulación exclusiva para el transporte público y para el transporte de pacientes hasta las consultas externas de Txagorritxu. La modificación de una pequeña rotonda y la adaptación de la anchura de las calles fue uno de los trabajos iniciales del proyecto en la recta final del pasado año. Desde este punto se avanza hacia la rotonda de Telefónica y Bulevar de Euskal Herria. Las plazas de estacionamiento en línea de ambos sentidos de la calle son ya pasado y ese espacio forma parte del carril segregado del BEI. Los trabajadores se esmeraban ayer en los remates en los dos apeaderos antes de llegar a la rotonda de Duque de Wellington y fracturar parte de la mediana para hacer más anchas las vías. En ese tramo final de la calle y antes de la conflictiva glorieta de América Latina, una excavadora desbrozaba en la mañana de ayer el talud vegetal de Conde Don Vela, junto a los raíles del tranvía. A la espera de definir el futuro soterramiento en una rotonda por la que atraviesan más de 70.000 vehículos diarios la llegada del BEI a esa área únicamente se percibe a través de pequeñas marcas de pintura en la calzada. En la zona norte de Gasteiz, rebasados los túneles de Juan de Garay, en la calle Zaramaga se erigen los dos puntos de recarga rápida, uno en cada sentido, junto al centro comercial. En el avance hacia el este, de nuevo desaparecen las señales de la profunda transformación que se avecina hasta adentrarse en la antigua ronda de circunvalación.

Bajo la pasarela peatonal que une el barrio de Arana con la campa de esparcimiento junto a la antigua residencia, se aprecian de nuevo las tareas que está ejecutando la firma Yárritu. Una parada del BEI en ese punto del barrio delimita una zona acotada por señales de precaución en el tráfico de vehículos por los trabajos que se están llevando a cabo antes de desembocar en Jacinto Benavente. En esta transitada recta que emplean a diario miles de gasteiztarras, circular se convierte en toda una prueba de destreza visual y pericia al volante para ser capaces de alcanzar la gran rotonda junto al colegio de Escolapios. Las pequeñas glorietas están ahora partidas por la mitad para ganar espacio a la calzada, los conos proliferan en cada metro de la vía y las marcas viales amarillas sobre el hormigón alertan del intenso trabajo que allí se lleva a cabo.

En la mañana de ayer una grúa extrajo de su ubicación habitual a los magnolios que poblaban el interior de la glorieta para trasladarlo a otra ubicación. Tras hacer gala de la habilidad necesaria, la amplia subida hacia la rotonda de Esmaltaciones sitúa al conductor ante una nueva reválida. Las dos glorietas existentes hasta la fecha van a convertirse en una única gran rotonda con forma de pera.

Por el interior de ella atravesará el BEI y los coches particulares deberán pelearse por ganar cada centímetro de asfalto. A falta de un año para que empiece a circular el bus eléctrico tratar de atravesar por este punto de la ciudad es toda una aventura para quien lo hace a bordo de su vehículo particular. Rebasado este nudo gordiano los autocares de 18 y 12 metros enfilarán la kilométrica calle Zumaquera.

A la altura de Hegoalde también está definido el carril segregado y conforme se avanza hacia el punto de salida del recorrido de DNA se aprecia cómo los trabajos que ahora se llevan a cabo corresponde a labores de saneamiento de tuberías de Amvisa y las posteriores tareas de asfaltado de una bacheada vía. La implantación del bus eléctrico y el gran tonelaje de los mismos con sus múltiples pasos diarios por ese punto ha llevado al Consistorio a decidirse en este momento por renovar la infraestructura del subsuelo y rematar el trabajo con una nueva capa de asfalto que absorba el gran peso de cada unidad del BEI. A ello se va a destinar cerca de dos millones de euros y por este motivo se ha acumulado un retraso de medio año más a la ejecución del proyecto del BEI.