on la llegada de la nueva normalidad han empezado a reactivarse todo tipo de protestas en la capital alavesa. Sin ir más lejos, ayer fue el turno de una doble concentración: la de la plantilla del Ayuntamiento de Vitoria y la de las madres y padres del Ampa de Aldaialde que, aprovechando la primera sesión del debate municipal sobre el estado de la ciudad, decidieron congregarse cerca del Consistorio para denunciar los recortes que están sufriendo y para acelerar las obras del que será el tercer colegio de Infantil y Primaria del barrio de Zabalgana, respectivamente.

Los primeros en hacer públicas sus reivindicaciones fueron los trabajadores municipales ya que decidieron que las diez de la mañana, la hora a la que estaba prevista que comenzara el Pleno, era el mejor momento para visibilizar sus peticiones, justo frente a Villa Suso, palacio al que se había trasladado la sesión para garantizar la distancia interpersonal con motivo de la pandemia por coronavirus. Y lo hicieron además de forma muy sonora, con altavoces, y grandes pancartas para visibilizar y expresar ruidosamente su desacuerdo con la gestión del gabinete Urtaran. Tal fue el jaleo montado que, al final, la junta de portavoces, decidió aplazar media hora el inicio del debate. Como explicaba a este diario la presidenta del comité, Edurne Ruiz de Eguino, "con esta protesta hemos querido visibilizar que desde el comité damos un suspenso al alcalde por la gestión de la plantilla". Los empleados municipales entienden que la negociación del convenio "ha sido con mala fe", como dicen que fue el caso del "recorte que nos hicieron el 15 de mayo en las primas de jubilación", o con el permiso retribuido recuperable, "que se les vio el talante que tenían cuando a la gente que ya estaba teletrabajando desde antes de la pandemia "se les quitó" y ahora son unas 700 personas las que tienen que recuperar esos días" o el "recorte que nos hicieron en la licencia de dependencia, que nos ha limitado los días para cuidar a los que tienen personas a su cargo". Por todo ello, la política laboral del Consistorio la califican de deficiente, "porque ha convertido el diálogo en un monólogo intransigente y el acuerdo en una absoluta y total imposición", por lo que exigen un "cambio de talante y una disposición real para llegar a acuerdos para abandonar la senda de la intolerancia y soberbia que hasta ahora les ha caracterizado".

Otros que han aprovechado la llegada de la nueva normalidad para coger las pancartas de nuevo son las madres y padres del colegio Aldaialde, quienes decidieron paralizar sus protestas semanales por el estado de alarma. Y aunque el Gobierno Vasco ya tiene el trámite que faltaba del Ayuntamiento de Vitoria para poder comenzar con toda la burocracia que conlleva la licitación previa de la obra, ellos no las tienen todas consigo, tras todos los contratiempos que han sufrido. Por eso ayer por la tarde en la Plaza Nueva quisieron recordar a las instituciones que la edificación de Aldaialde "es urgente y que no podemos tolerar más retrasos" ya que sus txikis llevan cuatro años estudiando en barracones.

Plantilla municipal. Se manifestó ayer frente a Villa Suso en contra de los recortes. "La política laboral es muy deficiente porque ha convertido el diálogo en un monólogo intransigente", denuncian.

Aldaiaberri Guraso Elkartea. El Ampa de Aldaialde retomó ayer por la tarde, en la Plaza Nueva, sus protestas con el fin de "recordar a las instituciones que la construcción de Aldaialde es urgente y que no podemos tolerar más retrasos". Argumentan que sus menores llevan cuatro cursos estudiando en unos módulos prefabricados.