Vitoria - La Fiscalía de la Audiencia Provincial de Álava y el letrado de la Diputación de Álava, que actúa como acusación particular, mantuvieron ayer que el exdirector del yacimiento romano de Iruña Veleia Eliseo Gil falsificó los grafitos objeto del juicio en una actuación "premeditada". Por su parte, la defensa, que reclama la absolución del citado, negó que durante el transcurso del juicio oral se haya probado tal extremo. Incluso, Gil insistió en su inocencia en su turno de última palabra antes de que ayer quedase visto para sentencia el juicio que desde el pasado día 3 se ha celebrado en el Juzgado de lo Penal número 1 de Vitoria por la supuesta falsificación de unos grafitos encontrados entre 2005 y 2006 en el citado yacimiento y que cuando se presentaron al público fueron calificados de excepcionales porque adelantaban al siglo III la aparición del euskera y la entrada del cristianismo.

La Fiscalía, como ya adelantó DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA en su edición de ayer, pide cinco años y medio de cárcel para Gil por un delito continuado sobre el patrimonio en concurso con otro de falsedad documental en documento oficial o privado, y por un delito de estafa en concurso con uno de falsedad en documento privado. Según recogía ayer la Agencia Efe, el Ministerio Público considera que el citado es el autor y alternativamente responsable por omisión.

La Diputación, propietaria de la excavación y que ejerce la acusación particular, eleva la petición de pena para éste a siete años y medio por los mismos delitos.

En esta última sesión de uno de los juicios que mayor expectación han levantado en la capital alavesa después de una instrucción que se ha prolongado durante más de una década, las partes presentaron sus informes finales en un caso que ha supuesto para Álava "un daño irreparable en su patrimonio", según indicó el letrado del ente foral.

En ese mismo contexto, el fiscal reiteró que considera probada la falsificación de 291 piezas del yacimiento en base al "contundente" informe elaborado por el geólogo del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), que en su testimonio habló de "burdas" falsificaciones y aseguró que se localizaron restos de acero común e incluso inoxidable en los surcos de los grafitos.

Asimismo, puso en valor la declaración de los arqueólogos que trabajaron en el yacimiento cuando aparecieron los supuestos grafitos excepcionales y que de forma "muy tajante" aseguraron que estos aparecieron tras el lavado de las piezas. Al respecto, el fiscal mantuvo su tesis inicial de que Gil es el autor de esos grafitos falsos pero indicó también que es "independiente" que él mismo los hiciera o que encargara a otros la falsificación. Por ello, recordó que el principal acusado tenía una situación de "dominio" sobre las piezas como responsable del yacimiento y que a pesar de que colaboradores suyos le instaron a verificar los hallazgos "no hizo nada" y en una "huida hacia adelante" los presentó en público. Para la Fiscalía esa forma de actuar demuestra que estaba al tanto de las falsificaciones.

En la misma línea se manifestó el letrado de la Diputación al asegurar que la autoría de Gil "es clara, clarísima, de propia mano" y lo acusó de actuar de forma "premeditada", mediante "actos y omisiones".

"Nadie podía esperar que se cometiese una barbaridad" así, añadió el letrado de la acusación particular, quien afirmó que no hay "ninguna duda en la burda falsedad de los grafitos" y que existe "prueba plena y múltiples indicios" que son "apabullantes" de que Gil es el autor.

La defensa calificó de "cuento infantil" las acusaciones, aseguró que el objetivo de la excavación no era encontrar grafitos y que Gil no tenía ninguna presión por parte de la patrocinadora del proyecto (Euskotren), y concluyó que no existía ningún móvil para hacer las supuestas falsificaciones. También añadió que los peritos calígrafos presentados por la acusación no han podido concluir que Gil haya sido el autor de los grafitos, aunque reconocieron coincidencias "muy relevantes" y "llamativas" con un escrito atribuido a él, como recordaron las acusaciones. La defensa recordó que existe debate científico sobre la autenticidad o no de esos grafitos, con informes a favor y en contra y que ningún arqueólogo se quejó ante la Diputación mientras trabajaba allí.

En el banquillo de los acusados también estuvo Rubén Cerdán para quien la Fiscalía pide dos años y medio de cárcel por estafa y la Diputación tres años y nueve meses.

Acusación a Cerdán Las acusaciones echaron por tierra su capacitación y los informes que supuestamente elaboró Cerdán para acreditar la autenticidad de los grafitos que calificaron de "pura literatura". Su letrada, que reclama la absolución, censuró la "penuria" de los elementos probatorios en su contra y la "mala fe" observada. Recalcó que hizo los informes que se le pidieron y que las acusaciones no han probado que no sea así.

En esta causa había un tercer imputado, Óscar Escribano, colaborador de Gil, que ha sido condenado a un año de cárcel tras reconocer en el inicio del juicio que había hecho con un punzón una inscripción en una pieza a modo de "broma".