amurrio - Que las tradiciones están por encima de climatologías adversas es algo que quedó patente ayer en el mercado de San Antón de Amurrio. Y es que, pese al intenso frío que protagonizó la jornada, la tradicional feria volvió a cosechar un más que nutrido ambiente que invadió la céntrica plazoleta de la ermita del patrón de los animales. Como guiño a éstos, la Cofradía de Amigos de San Antón, organizadora de esta fiesta desde 1969, aunque con un relevo generacional que tomó el testigo hace ya doce años, volvió a prescindir del lanzamiento de cohetes para abrir el mercado y, como antaño, lo que hubo fue repique de campanas y toques de cuerno.

Éstos últimos llegaron de mano del artesano Javier Irabien de Orduña y su equipo, que también acercó variopintas joyas hechas a mano, tales como makilas y bastones tallados o reposa botellas en astas de ciervo, por citar algunas. Con todo, las principales novedades fueron varios puestos de artesanía en corcho y turca. "Nos ha fallado un stand de cerveza artesana, que no sabemos porque no ha llegado, pero tenemos hasta pulpeiro y, por supuesto, no podía faltar el stand del Araba Euskaraz 2020, que por algo se celebrará en Amurrio el próximo 14 de junio, de mano de nuestra ikastola Aresketa", explicó a DNA Imanol Arberas que, junto a Lander Meaza, condujo la famosa subasta benéfica.

130 kilos de cerdo En ésta volvió a faltar el lote protagonista de pasadas ediciones: el txarri, ya que desde hace tres años se ha convertido en el premio de una rifa. "Cada vez nos costaba más que alguien pujara por el cerdo. No dejan de ser 130 kilos de carne (en vivo pesaba 162) y no todo el mundo dispone de un arcón para conservarlo", explicaron. No obstante, las que sí retornaron al evento fueron las camisetas deportivas. "Tenemos de clubes locales como Amurrio Trail, pero también del Baskonia, del Lointek de Gernika, de Takashi Inui de Eibar, del futbolista local del Ponferrandina, Asier Benito, y hasta un chaleco de Mikel Landa, entre otras, con lo que esto se presenta va a ser largo", vaticinaba Arberas antes de subirse al estrado. Y no se equivocó.

De hecho, el popular evento duró más de dos horas y en él se subastaron más de una veintena de lotes de productos caseros y artesanos, por los que se ofrecieron entre 60 y 200 euros. Se trataba de morcillas, quesos, calabazas, panes, pasteles, árboles, botellas de vino, licores o txakoli, así como artesanía. "La recaudación final la daremos a conocer en unos días, una vez sumemos los beneficios de la txosna y restemos los gastos", informaron. Todo irá donado de forma íntegra a ADELA, la asociación de esclerosis lateral amiotrófica de Euskadi, que también estuvo presente ayer en la feria con un stand. "Este tipo de donativos son vitales para nosotros y estamos enormemente agradecidos al pueblo de Amurrio. Hablamos de una enfermedad neurodegenerativa muy dura porque, aunque haya excepciones como el famoso caso de Stephen Hawking, la media de vida desde que te la diagnostican es de cinco años, durante los que te vas quedando incapacitado hasta que solo puedes mover los ojos y falleces", explicó su presidenta, Carolina Ramírez.

alto coste En este sentido, cualquier donativo es bien recibido para hacer frente a las ayudas técnicas, fisioterapéuticas y psicológicas que ofrecen tanto a los enfermos como a sus familias. "Hay ayudas institucionales, pero no abarcan la integridad del alto coste que implica esta enfermedad incurable. Hay que adaptar hasta los hogares y, al final, requiere de la implicación de toda la familia", apuntó Ramírez, que también quiso señalar que entre las delegaciones alavesa, vizcaína y guipuzcoana de ADELA atienden a unas 120 familias afectadas al año, "pero no son todos los enfermos de ELA que hay en Euskadi".

Mientras tanto, en los aledaños del templo y la calle Landako, los propietarios de los 90 puestos de talo, pulpo, chorizo, txakoli, verduras, queso, dulces y demás delicias gastronómicas atendían a los cientos de compradores. Éstos también pudieron disfrutar con la presencia de artesanos muy diversos, así como de los consejos en flora y árboles de varios viveros.

La feria fue amenizada por las actuaciones del Otxote Ugarte y la fanfarre Tabarra, ambos de la propia localidad, así como por otros dos grupos de txistularis y trikitilaris. Con todo, la que más miradas atrajo, subasta a parte, fue la txosna, donde vendieron pintxos de txistorra y txakoli o caldo a escoger. Ni que decir tiene que, dada la temperatura, el caldo fue el más solicitado. La próxima cita con el agro en el Valle de Ayala tendrá lugar el sábado 1 de febrero. Y es que llega a la plaza Aldai de Llodio la no menos tradicional feria de San Blas.